El matador queretano Octavio García "El Payo" cortó dos orejas, una en cada turno, ayer ante una aceptable entrada en la Plaza México.
Los dos toros de Barralva que le correspondieron no fueron los más notables del encierro, "El Payo" fue siempre hacia adelante hasta hilvanar dos faenas importantes. Su segundo toro, muy encastado, le dio dos volteretas escalofriantes, salvándose de milagro de una cornada.
Federico Pizarro alcanzó momento de toreo con solera con que abrió plaza, pero no logró redondear la faena. Saludó desde el tercio. El cuarto de la jornada se agotó pronto y Pizarro no tuvo tela de dónde cortar.
Diego Urdiales reapareció después de la soberbia actuación de hace 15 días cuando hizo una faena de gran contenido, temple y profundidad a un magnífico toro de Bernaldo de Quirós. Nuevamente admiramos el toreo clásico del riojano, pero esta vez tuvo que echar mano de su gran soporte técnico para lucir, especialmente con su segundo toro, un castaño de gran nervio y poderío, cuya bravura seca lo obligó a dar la cara con el valor sereno que le caracteriza. Una pieza de gran mérito.