Dejo a un lado el conocimiento,
Los libros que he leído,
Lo que aprendí en la escuela,
Lo que yo supongo define mi persona,
Me desnudo de inteligencia,
Dejo caer este talento,
Y sigo aquí.
Hago a un lado la buena imagen que continuamente siembro
Entre los que me rodean,
El esfuerzo por agradar, por ser parte del grupo,
Por aportar siempre comentarios inteligentes y actualizados,
Arrugo todas las fotografías, los videos, renuncio a ser apreciado
Y sigo aquí.
Dejo a un lado mis propiedades,
Lo que he logrado acumular a base de tanto esfuerzo,
Me despojo de adornos, de herramientas,
Hago a un lado el portafolio, la computadora, el celular, todo lo dejo.
Incluso me despojo de los pecadillos fiscales,
De las pólizas de seguro, de mi temor por el futuro,
De mi certeza por el presente, del orgullo por el pasado,
A todo renuncio
Y sigo aquí.
Borro de mi mente todo rastro de mercadotecnia,
Esa silenciosa dictadura que nos dice qué pensemos,
Qué comamos, qué vistamos,
Esa mano invisible aunque ruidosa
Que guía nuestros apetitos e inventa nuestras frustraciones.
Voy desnudando mi piel, quitando capa tras capa de tejido
Para extirpar la huella,
Lo logro,
Y sigo aquí.
Me despojo del miedo al más allá,
De la complacencia con el obispo,
Del cariño al sacerdote,
De mi fe, del temor a Dios,
De mi devoción a los Evangelios,
De piadosas oraciones, me despojo de todo
Y sigo aquí.
Hago a un lado mis pasiones,
Los deseos ocultos,
Las confesiones impublicables, zonas erróneas,
ángulos difíciles y perversos, odios, debilidades,
Me despojo de todo
Y sigo aquí.
Renuncio a mi mujer y a mis hijos,
Lo más sagrado de mi vida,
A mis padres, a mis hermanos, a mis amigos,
A la gente que quiero
Y sigo aquí.
Tomo todos los recuerdos de la adolescencia,
El afán de ser el que más gritaba,
El que bebía más cerveza,
El que tenía más amigos,
El mejor para los deportes,
El que golpeaba o escupía más fuerte,
De ser el cuate más divertido de la raza,
Me despojo de todo eso
Y sigo aquí.
Enfrento el miedo
A no pasar exámenes,
A no ser aceptado,
A quedar mal,
A no ser comprendido,
A no ser valorado,
A no ser querido,
Arrojo lejos mi debilidad…y sigo aquí.
Guardo silencio, un silencio absoluto,
El vacío se apodera del momento
Que se eterniza, se extiende
Creando una sinfonía hueca de sonido y tiempo,
Alargando los instantes hasta que sea un solo latido
El que marca el ritmo del tiempo.
Me siento ligero,
Mi espalda se siente libre,
No hay tensión en mi cuello,
Floto en mi sangre,
El aire me lleva a recorrer el mundo,
Aspiro todos los olores que se presentan salpicados de colores increíbles.
Siento una paz difícil de describir,
Como si presenciara el principio del mundo,
Como si se me diera la oportunidad de volver a empezar,
De volver a tejer el manto de mi vida
Utilizando las texturas y colores adecuados,
De reconstruirme sin cometer errores,
Sin desviar el camino,
Con sabiduría,
Con certeza.
Una sonrisa empieza a dibujar mi rostro,
Un aliento cálido recorre mi ser,
La mente se aclara y mi voluntad toma consciencia de su capacidad,
No hay montaña que no pueda escalar
Con asertividad y empeño.
Me quedo en paz, quieto, sin apenas respirar,
Un espíritu de plenitud recorre el laberinto de mis venas,
Un poco de luz empieza a penetrar en mis pupilas.
Empiezo a ponerme de nuevo las ropas que me desprendí hace poco,
Mis afectos, mis conocimientos, mi humanidad,
Recupero con alegría lo que me ha acompañado en la vida,
Revaloro la tela que confecciona la camisa que me viste,
Aprecio los bienes que aún conservo,
Me maravillo de los extraordinarios seres humanos que forman mi tejido familiar,
Celebro a los amigos,
Me perdono tantos errores, extravíos,
Quedo en paz conmigo mismo,
Recupero la fe,
El ánimo de seguir construyendo,
De avanzar,
De compartir cada paso con quien tenga al lado.
La sonrisa se apodera de mi rostro,
Ya no la volveré a perder,
Que gran logro,
ésta si que es una gran conquista.
Todo
Gracias a algo muy sencillo,
Me senté un momento
A solas, sin miedo,
A escuchar a Dios.
www.elpensadoramateur.blogspot.com