Soy un ciudadano común, mantengo una familia, tengo amigos, bromeo, sonrío, me esfuerzo por progresar, amo a mi país y trato de entender su historia. Conozco políticos de todos los partidos, converso con ellos y tengo aprecio por algunos a pesar de no admirar ni sus objetivos ni sus métodos.
No tengo resentimientos contra nadie y veo el futuro con esperanza a pesar de que día a día, en mi negocio, en mi rutina diaria, mastico con rabia el profundo deterioro de la economía de mis clientes y conocidos, percibo desesperacion en la mirada de los mexicanos, no se puede ocultar la angustia de las familias por cubrir sus gastos más elementales. No hay jornada de trabajo en la que no escuche comentarios negativos por la manera en la que nuestros gobernantes nos desgobiernan. Dilapidan los presupuestos con displicencia faraónica, proponen soluciones costosas a problemas que cualquiera de nosotros arreglaría con simplemente un poco de ingenio y toneladas de buena voluntad. Con frívola soberbia, deciden cínicamente nuestro futuro.
Veo un horrendo divorcio entre la población y el gobierno. Los políticos sonríen y los ciudadanos tragan su descontento con silenciosa amargura. No nos representan, son ajenos a nuestra realidad, dicen comprendernos y dudo que sepan quienes somos, qué pensamos. Ellos tienen su vida resuelta mientras que nosotros nos jugamos cada dia la estabilidad de nuestro patrimonio.
Nuestra reserva moral sirve de sustento para apuntalar con firmeza nuestra vocación de paz, de trabajo. ¿Cuánto tiempo vamos a aguantar esta situación?
¿Cómo lograr que la vida democrática no se estanque en el perverso lodo de la partidocracia?
Es innegable que se requieren partidos sólidos, sanos, estables, son la estructura en la que descansa el juego electoral e ideológico. Pero… ¿Cómo evitar que los intereses impublicables tomen el control de la vida cívica? ¿Cómo vamos a controlar los descarados negocios que hacen con los recursos de la patria en todos los niveles de gobierno?
Utilizando la reserva fundamental de un país, el ciudadano.
Permitiendo, promoviendo las candidaturas independientes, el sistema democrático permite acotar a los partidos para evitar que caigan en los excesos que pervierten su vida. La ciudadanía puede cobrar la factura eligiendo a un miembro de su comunidad para que irrumpa en el club privado de los políticos y abra ventanas para que el viento fresco llegue para auditar las finanzas de la nación y evitar la gangrena de la corrupción a tiempo.
¿Qué hemos hecho en México? Se permitieron las candidaturas independientes, pero exigiéndole demasiadas condiciones al ciudadano que se atreve a postularse, similares a las que se piden a los partidos políticos de nueva creación. Se promete abrir el juego al ciudadano común, pero se le ponen grilletes y pesadas cadenas a los que se atrevan a entrar.
¿Es una burla? ¿Una promesa incumplida?
Por lo pronto, consciente de las limitaciones, presenté en tiempo una demanda de amparo en la corte federal exigiendo me restituyan mi derecho constitucional a ser votado. Si me quieren negar este derecho, me tienen que llevar a juicio (artículo 14), no lo pueden hacer mediante una simple circular basada en un acuerdo de consejo del INE o en una ley secundaria o reglamentaria. Los derechos constitucionales son cosa seria. Veremos que tanto se respeta la ley en este país. Trataré de abrir un poco más el boquete que otros han abierto para que dentro de poco, los mexicanos dominemos nuestra vida pública, somos ciudadanos, no súbditos.
Haré mi mejor esfuerzo por seguir promoviendo la causa del Estado de La Laguna. En breve, presentare el libro "Proyecto Comarca" en el que a través de 230 páginas relato la historia de nuestra Comarca y sus esfuerzos por reunificarse. Daré la pelea en la medida de mi capacidad, ayudado por los medios amigos que me abren sus puertas para llamar la atención a la injusta discriminación que los dueños del poder, los políticos agrupados en partidos, infligen a los dueños del país, los ciudadanos.
La libertad pública se conquista escalón por escalón. A cada quién le toca hacer su parte, en estos momentos yo estoy comprometido a hacer la mía.
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P.D. El pasado viernes 16 de enero, presenté en tribunales mi demanda de amparo para exigir se me restituya mi derecho constitucional a figurar en la boleta como candidato independiente a diputado federal por el VI distrito, a ver quién se atreve a desobedecer a la Constitución.