Fue un candidato disciplinado, metódico, dedicado, inquebrantable, se apegó al guión con profesionalismo. Los descalabros de campaña no hicieron mella en su ánimo, no abollaron su voluntad, siguió adelante hasta obtener el triunfo en las elecciones del 2012. Llegó al poder con brío y con determinación, pisando fuerte, haciendo pactos, alianzas inverosímiles, proyectando seriedad y espíritu constructor. Todo pintaba de maravilla, el mundo aplaudía.
Algo pasó, algo que no sabemos. Estamos enterados de los escándalos, de las tragedias, ahí está la información, los análisis, las especulaciones. Son desequilibrios, injusticias que vienen de tiempo, no son novedad, ya existían cuando teníamos la percepción de que todo iba bien, pero algo sucedió, algo extra que nos ocultan, nadie nos informa lo qué realmente cambió.
Con Fox, si lo sabemos. El 11 de septiembre del 2001 vino a dar al traste con la estrategia de sociedad con los norteamericanos para catapultar nuestro desarrollo. Ya se había hecho amigazo de su colega, el otro ranchero, el de allá. Como si los mexicanos no importáramos, a partir de ahí nos convertimos otra vez en su patio trasero. El guión de Fox lo conocemos, el de Calderón, pero no el de Peña Nieto.
Algo pasó a partir de que Castillo fue nombrado comisionado en Michoacán, algo empezó a salir mal, a salirse de cauce, se perdió el hilo fino, el argumento que conducía el guión que tan buen resultado iba dando en la partitura nacional. No sabemos que se fraguó en Michoacán. Ignoro si el México profundo, el México bronco, el que no sabe de alianzas, el obcecado, el intransigente, empezó a aflorar ante el embate modernizador de los de Atlacomulco. Justo como cuando Marcos emergió allá en el 94, cuando Salinas nos proyectó a las reformas, a las grandes ligas, qué curiosa coincidencia. No sé si a partir de Michoacán, algo se fragmentó en el macizo bloque de los que forman el poder, algo no se supieron repartir y empezaron los problemas, se desataron los conflictos.
No sé si fue eso o si acaso, simplemente, el que escribía el guión se jubiló, lo corrieron, huyó, perdió la inspiración o de plano enloqueció. No sé. Solo sé que ya no hay guionista, que estamos empezando a vivir de manera errática, sin dirección.
Acaban de nombrar a un ensortijado fantasma para que ocupe un puesto fantasma con facultades fantasmales. El guionista de Macondo, en paz descanse, nunca se atrevió a tanto. Su inspiración, el guionista de Comala, el de Pedro Páramo, se quedaría mudo y arquearía las cejas.
Me temo que el Presidente ya no tiene quien le escriba.
www.elpensadoramateur.blogspot.com
