Al principio, consciente de la dificultad de traducir un anhelo ciudadano a la arena política que es donde los asuntos se resuelven, anuncié que si votaba el tradicional 48 %, 25 % sería para el PRI, 20 % para el PAN y yo podría aspirar al ridículo 3 %. Que mi opción era entusiasmar al 52 % de abstencionistas, en su mayoría jóvenes, a que se atrevieran a votar por un candidato que enarbolaba con entusiasmo una causa que es muy nuestra. Barómetro, firma muy seria, detectó una intención de asistir a votar arriba del 70 %, lo que sí ocurrió en Nuevo León. Esa información y mis sondeos que coincidían con Barómetro, me permitió entusiasmarme y llegar a pensar que estaría en la pelea.
Consciente de que lo único que realmente cuenta es lo que ocurra en la jornada electoral le dije a mi familia el domingo antes de salir a la casilla, no sé si logre un ridículo 3 % o si obtenga un 30 % y me meta en la pelea, no lo sé. La opción más baja fue la que se materializó, el lunes pase el día más negro en cuestión de ánimo, pero eso dura poco, al día siguiente salió el sol y todo se ilumina.
Me llevo una gran satisfacción, promoví muchísimo el anhelo de los laguneros y obtuve un crecimiento personal insospechado, además de que me divertí enormemente.
En Coahuila, el PRI recibió el 49 % de los votos y va a obtener las 7 diputaciones, el 100 %. El sistema de representación está en crisis cuando alguien con la mitad de los votos obtiene el total de la recompensa, las cuentas no salen.
Durango y Coahuila son de los últimos estados en la República Mexicana que nunca han tenido alternancia en los gobiernos y congresos estatales, es una vergüenza y una muestra palpable de atraso. Coahuila y Durango arrastran a la Comarca Lagunera en la mediocridad y la displisencia.
Hay mucho por hacer, muchos ciudadanos por despertar.
Mi corazón fue tocado por el amor de mi familia y por el afecto de mis amigos.
Recibí muestras de apoyo entrañables y me hicieron las calumnias más inverosímiles, todo es parte del juego. Aquí estamos de nuevo, listos para agradecer a Dios la oportunidad de dar la pelea cada día, de esforzarme por obtener el diario sustento para mi adorada familia, de disfrutar las bendiciones que nos envían a raudales y de sonreír inquebrantablemente a mis semejantes.
Un abrazo fraterno a todos.