En mi vida estudiantil siempre obtuve buenas calificaciones. En muy contadas ocasiones reprobé un examen y no me acongojé demasiado, lo consideré una buena oportunidad para comprender mejor el mecanismo de las evaluaciones y estudiar mi reacción ante situaciones de riesgo o incertidumbre. Reprobar es sinónimo de reintentar, así que no me inquieté gran cosa cuando se materializó la opción más pesimista en los resultados del proceso electoral del pasado 7 de junio.
Mi objetivo era motivar al 52% de los ciudadanos que normalmente se abstienen de votar.
Intenté llamar su atención para que se sacudieran la modorra y decidieran abandonar el reino de la desidia y le dedicaran veinte placenteros minutos a la patria. Busqué espantar esta mentalidad postmoderna del "like" en facebook ejecutada en la comodidad del sillón, vida ficticia sin mover las piernas, simulación cibernética que nos atrapa. Esto es, soñé con motivar a los chavos a dejar de ser el "avatar" que llena su existencia y a atreverse a ser ellos mismos ejerciendo su voluntad cívica.
Grite a los cuatro puntos cardinales pensando en los jóvenes, el mayor grupo de abstencionistas, diciéndoles que si no votaban, avalarían lo que tanto despreciaban. Yo sabía que el 48% de votantes que si ejerce su derecho en nuestro Torreón se divide tradicionalmente entre PRI Y PAN, es un mercado muy difícil de penetrar, así que opté por diseñar mi campaña pensando en los abstencionistas, de ahí mi insistente lema "Atrévete".
Me armé con una excelente plataforma, una propuesta sólida y contundente, una idea que influirá en nuestro ánimo para superar lo que nos afecta a diario, un anhelo que es aceptado como la puerta indispensable para iniciar la solución a todos nuestros problemas; la creación del Estado de La Laguna. Me lancé a las calles y a los medios para inundar el espectro radiofónico con mis argumentos. En los debates dejé muy claro por qué los temas manejados como seguridad, empleo, crecimiento económico, desarrollo social, megadeuda, educación, todos están interligados con el desapego que Durango y Saltillo tienen por La Laguna. En la calle, la gente de a pie no sonreía hasta que mencionaba que iba por el Estado de La Laguna.
La jornada electoral arrojó un hecho contundente, un 54% de abstencionismo. Me queda claro que aunque disfruté enormemente el proceso, promoví hasta el cansancio el ideal que mueve mis entrañas, hice amigos en todos los rincones y en todos los estratos, al revisar el resultado, no hay duda, reprobé con cero, y cuando uno reprueba un examen con cero, te pones a meditar con mayor amplitud y valentía.
Voy a poner en duda los fundamentos que utilicé en mi campaña. Voy a conversar con diferentes actores públicos para hacer una síntesis de sus reflexiones. Voy a arremangarme la camisa para tratar de encontrarle cuadratura al círculo, esto me ha dejado perplejo y sumamente interesado. Me ha picado el gusanillo de la investigación. Espero no llegar a conclusiones fatalistas como las que muchos amargados me daban desde el inicio, deseo con vehemencia que estén equivocados.
Los seminarios que doy de liderazgo a través del arte generan una respuesta entusiasmada de los participantes que agradecen sobremanera el obsequio de un ejemplar de "Proyecto Comarca", el libro en donde descargo todo lo que he aprendido de historia comarcana y nuestro anhelo por reunificar a nuestra tierra.
Habrá que seguir sembrando, de manera más paciente, en otros foros. El político requiere de un profesionalismo muy especial, de una infraestructura determinante que no cualquier partido posee. Esta lucha es a un horizonte un poco más alejado en el tiempo. Habrá que intentar otra estrategia, en lugar de ir por el Estado, ir liberando municipios, no sé, por lo pronto, me voy a poner a trabajar para convencer de treinta en treinta a futuros luchadores por La Laguna, ya habrá momento para que se junten y hagan ruido.
Voy a acortar mi horizonte, voy a pensar en Torreón.