(EFE)
Ni las gaviotas en el estrado, y ni siquiera el galardón por discos vendidos que el mismísimo patrón de su compañía discográfica le entregó tras su show en Viña del Mar, lograron despejar la rabia que el mexicano Alejandro Fernández salió mascando de la Quinta Vergara. Los problemas de retorno que el cantante tuvo durante su presentación en el Festival de Viña del Mar ya habían hecho aflorar su molestia arriba del escenario, pero en la cita posterior con la prensa simplemente se transformaron en obsesión. El tema monopolizó dicho encuentro, y llegaría a tanto que el intérprete incluso sentenció que "esto fue lo que cagó el show", mientras tomaba los averiados audífonos que intentó utilizar en la tarima. De todos modos, el mexicano intentó al final ver el vaso medio lleno y acabar el show.