EL QUIJOTE, 400 AÑOS
En el capítulo 18 de la II Parte de su genial novela, Cervantes pone en boca de Don Quijote los atributos y conocimientos que él considera debe reunir quien aspire a ser un verdadero caballero andante. Entre otros muchos, expresa que debe ser jurisperito pues ha de "saber las leyes de la justicia distributiva y conmutativa".
Asimismo debe ser teólogo "para saber dar razón de la cristiana ley que profesa"; astrólogo "para conocer por las estrellas cuántas horas son pasadas de la noche", así como también "saber herrar un caballo". No se olvida de mencionar que también "ha de ser médico, y principalmente herbolario, para conocer en mitad de los despoblados y desiertos las yerbas que tienen virtud de sanar las heridas, que no ha de andar el caballero andante a cada triquete (a cada paso) buscado quien se las cure". En fin, ha de saber de matemáticas porque bien "se le ofrecerá necesidad de ellas".
En torno a la acumulación de conocimientos y saberes, chispeante es la animada charla que en otro capítulo, el 22 de la misma II Parte, sostienen Don Quijote y Sancho Panza con un personaje que encuentran en el camino y Cervantes sólo identifica como "el primo". En medio de una perorata de gran erudición éste plantea que el célebre Virgilio Polidoro olvidó "declararnos quién fue el primero que tuvo catarro en el mundo, y el primero que tomó las unciones para curarse el morbo gálico (enfermedades venéreas)". Por si "el primo" pretendía tomarles el pelo, Sancho le plantea: "¿sabíame decir, que sí sabrá, pues todo lo sabe, quién fue el primero que se rascó en la cabeza, que yo tengo para mí que debió ser nuestro padre Adán?"
Al hablar sobre medicamentos en El Quijote, imposible no hacer referencia al bálsamo de Fierabrás. ¿Qué bálsamo es ése? preguntó Sancho Panza sorprendido. "Es un bálsamo -respondió Don Quijote-, de quien tengo la receta en la memoria, con el cual no hay que tener temor a la muerte, ni hay que pensar morir de herida alguna.
Y así, cuando yo le haga y te lo dé, no tienes más que hacer sino que cuando vieres que en alguna batalla me han partido en dos el cuerpo, como muchas veces suele acontecer, bonitamente la parte del cuerpo que hubiere caído en el suelo, y con mucha sutileza, antes de que la sangre se yele, la pondrás sobre la otra mitad que quedare en la silla, advirtiendo de encajallo igualmente y al justo.
Luego me darás a beber solos dos tragos del bálsamo que he dicho, y me verás quedar más sano que una manzana" (capítulo 10 de la I Parte).
Fierabrás es un personaje que toma Cervantes de los que aparecen en la "Historia caballeresca de Carlomagno", que lleva siempre en el arzón del caballo dos barricas con un bálsamo que había traído de Jerusalén, preparado con el que fue embalsamado el cuerpo muerto de Jesús y sanaba instantáneamente todas las heridas.
En el capítulo 17 Don Quijote revela a Sancho la fórmula que traía en la memoria para preparar este bálsamo milagroso: "un poco de aceite, vino, sal y romero".
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