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YAMIL DARWICH

Ahí vamos de nuevo, en un proceso electoral en que deberemos elegir a 300 nuevos diputados federales y aceptar a 200 plurinominales. No me pregunte los porqués del 40 % de electos, nombrados por los partidos políticos; cualquier explicación es inútil y tendrá bases aparentemente legales, pero sin sustento moral, la que define los usos y costumbres aceptadas como buenas por una sociedad. No es el caso.

De cualquier manera, en las próximas semanas, mil ciento setenta y dos millones, ochocientos sesenta y tres mil pesos serán gastados -diferente a invertirlos- por los partidos políticos para promocionar a sus candidatos en ciento setenta y cuatro mil ochenta anuncios publicitarios en radio, televisión y medios impresos.

Es una cantidad enorme, más para un país como México, con tantas carencias en temas de salud, vivienda, educación y alimentación.

Le comparto otras cifras: México deberá recortar su presupuesto en, al menos, ciento treinta y cinco mil millones de pesos. De ellos se contabilizan mil ciento sesenta y nueve millones, de ingresos que dejará de percibir por la baja de los costos del petróleo.

Según la propuesta de Presupuesto 2016 de México, encontraremos los recortes en -¡asómbrese!- educación superior y posgrado, con una reducción de mil ciento sesenta y nueve millones, decisión incomprensible cuando somos el último lugar en porcentajes de posgraduados en la OCDE y TLC, con quienes debemos competir en productividad, investigación e innovación.

En reconstrucción y conservación de carreteras, nos ahorraremos cuatrocientos ochenta y tres millones, lo que significa la persistencia de daños y accidentes por baches, en todo el territorio nacional; cuatrocientos treinta y seis millones se quitarán al Sistema Penitenciario, condenándolo a permanecer en condiciones graves, señaladas por la Comisión de Derechos Humanos.

Inteligencia y Seguridad Nacional deberán recortar doscientos veinte y un millones de pesos y en materia de seguridad en estados y municipios, ciento cuarenta y dos millones.

Es de particular interés conocer que Defensa Nacional y Marina, así como la Procuraduría General de la República, no sufrirán recortes. Reflexione en los porqués renunciamos a la educación, consecuentemente aceptamos el estado de pobreza vivida y no sufrirá recortes el aparato del anteriormente llamado monopolio de la fuerza.

Si Usted descuenta mil ciento sesenta y nueve millones del costo de las campañas políticas, descubrirá que aún quedan treinta y siete millones sobrantes. La pregunta es simple: ¿qué es mejor: educación o politiquería?

Los números no terminan ahí; piense que cada diputado electo recibirá en promedio ciento cincuenta mil pesos mensuales; setenta y cinco millones de pesos erogados en quinientos pagos mensuales, que representan novecientos millones de pesos anuales. Le advierto que no se consideran pagos de personal de apoyo y de servicios que incluyen jefes de departamento, asistentes, asesores, personal administrativo, de limpieza, servicios y apoyos extraordinarios para transporte, médicos y viáticos.

Cuando conocemos las críticas que se les hacen por su ineficiencia en funciones y coberturas de objetivos, las inasistencias a reuniones y sesiones, su desinterés durante las discusiones -recuerde como contantemente los captan dormidos o distraídos- y hasta su falta de probidad y violaciones a las leyes mexicanas, apoyados en su impunidad por inmunidad, entonces, las cifras se transforman en desesperante ignominia.

Usted puede hacer algunos ejercicios matemáticos y elegir cuentas públicas al gusto, necesidades sociales urgentes, atención extraordinaria a nuestros pobres o en mejorar la educación. El gasto de senadores y sindicatos de maestros es otro tema escabroso.

Sin embargo, la democracia exige como primer paso para su aplicación el participar en sus procesos populares de elección, caso que nos ocupa y las propuestas contra las elecciones no tienen cabida, aunque comprendamos la desesperación que tales personas viven y buscan canalizar.

A pesar de todo hay que votar el próximo mes de junio, aunque "la caballada esté flaca" como declarara el célebre líder Fidel Velázquez, que de no hacerlo daremos oportunidad a que el abstencionismo imponga a su candidato.

Piense que para poder exigir, primero debemos cumplir y eso será cuando tengamos el derecho de protestar por haber participado en la contienda electoral.

Elija al que sea de su preferencia política y desde ahora trate de encontrar información sobre unos y otros candidatos. Decir que ninguno le complace no justifica su ausencia en la casilla que le corresponda. Debemos votar para mantener vivo el proceso electoral que, como parece ser, tiene procedimientos que nos hacen tener confianza en el respeto a nuestro voto.

Para ninguno es desconocido el estado carencial que padecemos como nación y los graves y crónicos problemas sociales que nos aquejan, pero la única y valedera solución está en el ejercicio de la democracia, al no existir, al menos en el presente, una mejor forma de vida política y social.

Le pido tenga conciencia de nuestra realidad y hagamos democracia.

ydarwich@ual.mx

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