El relato. Con la Novela Dos veces única, la escritora mexicana Elena Poniatowska, Premio Cervantes de Literatura, regresa a dar vos a una mujer, Lupe Marín, quien fue compañera de Diego Rivera.
Jovial y con la sonrisa en las manos. En su casa las visitas siempre encuentran buen café y galletas. Todos son bien recibidos, especialmente quienes llegan con grabadora y libreta en mano, una cámara o cualquier herramienta que delate que tienen como oficio el periodismo. Y es que para la escritora mexicana Elena Poniatowska, ser periodista es su mayor orgullo.
De hecho, su más reciente publicación bajo el sello Seix Barral del Grupo Planeta "Dos veces única", rememora el ejercicio que siempre le abrió puertas, la entrevista. Dispuesta a conversar, cruza los dedos de las manos y antes de que el colega empiece a hablar, vienen primero las preguntas de ella: ya tomaste café, probaste las galletas, quieres algo, cómo estás. Así es Elenita, tan buena para escribir como de anfitriona.
→ ¿Otra vez a reivindicar a una mujer en la historia?
Bueno, yo creo que siempre se ha olvidado a las mujeres, el momento histórico para hablar de ellas es desde hace años, siempre he tratado de reconocerlas, ahora, en este caso particular, con otro personaje femenino. Ya lo había hecho con Jesusa Palancares en "Hasta no verte Jesús mío"; Tina Modotti en "Tinísima"; Leonora Carrington en "Leonora"; en "Las siete cabritas", donde hablo de varias mujeres mexicanas, entre otras Frida Khalo, María Izquierdo, Guadalupe Amor, Elena Garro, Nelly Campobello, la de la Revolución Mexicana, quien le dio todo su archivo a Martín Luis Guzmán para que escribiera de Pancho Villa; así que es una mujer que se añade a muchas mujeres de las que yo me he ocupado.
→ ¿Una no tan famosa como las otras?
A Lupe Marín se la tragó Frida Kahlo, se la tragó en mole verde, aunque es una mujer excepcional y dramática, muy distinta. Ella vivió una etapa cultural muy importante, que no se ha renovado, que no hemos vuelto a ver en México.
Me da mucha tristeza que los protagonistas de la cultura se hayan muerto antes que yo, porque yo era mayor que ellos y todavía vivo, que hayan muerto por ejemplo José Emilio Pacheco, Carlos Monsiváis, Carlos Fuentes, él era mayor que yo y murió unos cuantos días antes de mi cumpleaños, creo que han sido pérdidas lamentables, pues eran verdaderos pilares de la cultura mexicana, grandes escritores, también los pintores, bueno José Luis Cuevas ya no pinta y no hay grandes muralistas como los hubo antes, yo creo que el mundo cultural es muchísimo más pobre de lo que fue.
→ ¿Ahora es más efímero el producto cultural?
En el arte ahora se hacen muchísimas cosas efímeras, eso no está mal, porque bueno, ayuda a la modestia de los pintores que a veces tienen un ego del tamaño del mundo, una buena lección, pero finalmente sí se puede decir que no hay gigantes como los que estuvieron en la época posterior a la Revolución.
En la música, por ejemplo, ahorita hay grandes como Manuel Enríquez, Mario Lavista, y uno que es buenísimo, Javier Álvarez que vive en Yucatán, él es una maravilla, yo tengo toda su música y la escucho con frecuencia, un músico excepcional, su hijo Tobías creo que también será un extraordinario músico.
→ ¿Sigue la vida cultural de México?
Sí, claro, pues escribo todos los días, escribo todo el tiempo, escribo y narro muchos acontecimientos culturales, porque sobre todo estoy escribiendo todo el tiempo. Soy periodista, antes que nada, nunca me he desprendido del periodismo ni me voy a desprender.
Le soy fiel al periodismo y a la literatura, siempre que se habla de periodismo se habla para barrerlo, usted hacia afuera, hay mucho maltrato en el hecho de ser periodista, un periodista se supone que no es exacto, que es un ignorante, un destripado de todas las carreras, por eso acaba comunicando, en cambio de un escritor se habla con mucha pretensión, de altos niveles, yo por eso siempre digo que soy periodista, es una razón para reivindicar a los colegas y alinearme a su lado.
→ ¿Dónde se siente más cómoda?
Yo soy lo mismo periodista, novelista, cuentista y cronista. Me ponen como cronista de la vida de México, por libros contestatarios y en contra del gobierno de México como pueden ser "La noche de Tlatelolco", "Fuerte es el silencio" y "Nada, nadie: Las voces del temblor".
Por eso no me niego a un periodista, ni siquiera un estudiante que lo mandan de la escuela a entrevistarme, incluso a esos jóvenes a quienes les tengo que deletrear mi nombre, siempre digo que sí, porque yo pienso mucho, en cuando yo me inicié, en 1953, si me hubieran dicho a mí que no, quién sabe que hubiera sido de mí, además en 1953 habían muy pocas mujeres periodistas, si habíamos cuatro eran muchas, entonces, claro, una mujer joven que se presenta así, en esa época te recibían con cariño, con gusto, con una sonrisa, te invitan a comer, te echaban los perros.
→ ¿Escribiría sobre Ayotzinapa como lo del 2 de octubre?
Lo de Ayotzinapan es aterrador, porque mienten además, dijeron que los habían quemado, ahora se ha demostrado que es imposible, se han descubierto muchas fosas, sesenta fosas llenas de huesos, ¿quiénes son?, en Cocula la gente que le empezó a rascar encontró sesenta fosas llenas de huesos humanos, ¿qué le parece a usted?, es un asco, ni en Tlatelolco sucedió algo tan espantoso, es atroz.
Es muy difícil narrar esta realidad porque duele mucho, duele todavía más, además cuando eres joven tienes más fuerza, a mí ahora me pidieron muchos artículos sobre el terremoto y reviví todo lo que había vivido en la calle durante cuatro meses que estuve escribiendo diariamente para La Jornada y me resultó muy doloroso, cuando fue el terremoto en 1985 acabé en el hospital, pero ahora hacer esos artículos, como uno enorme que me encargaron, me costó mucho trabajo.
→ ¿Cómo ve al país en este momento?
De la patada. No hay de otra. Está muy mal, yo creo mucho en los jóvenes, creo que pueden encontrar una solución, la que nosotros no hemos podido encontrar, las redes sociales van a jugar un papel muy importante.
Sobre su más reciente novela Dos veces única...
→ ¿Cómo recuerda a Diego Rivera por ejemplo?
Yo entrevisté a Diego Rivera como tres años antes de que muriera, era un Diego Rivera extraordinariamente generoso, porque me hubiera podido mandar a freír espárragos, imagine una joven periodista que da la lata haciendo preguntas babosas, me hubiera podido decir "vete a tu casa, estoy ocupado, no tengo tiempo", pero no, fue de una generosidad extraordinaria, creo que era por una razón, porque a él le gustaban las mujeres bonitas y en ese tiempo, yo era una chavita bonita.
→ ¿Fue difícil retratar a una mujer como Lupe Marín?
Sí, por un lado ella es terrible, como la Coatlicue, pero por otro, si uno se acerca, es una mujer bella, una diosa cruel, pero sigue siendo una diosa. Por ejemplo empieza cuando ella decide casarse con Diego Rivera, se viene a la Ciudad de México y lo escoge porque es famoso. Se vino de Guadalajara en tren, con 50 pesos que le dio su exnovio, que era el suegro de Luis Echeverría, José Guadalupe Zuno.
Una mujer echada para adelante. De gran empuje, capaz de desobedecer a su familia. Fue mala hermana, sus hermanos nunca la quisieron, Lupe Rivera tuvo que pedirle permiso a sus hermanas para enterrarla en la cripta familiar y ninguna fue a su entierro, la perdonaron, pero nada más. Cuando Diego se fue a Rusia, y la dejó, ella le dijo: "está bien, vete con tus chichonas, pero cuando regreses no me vas a encontrar", y le escribió una carta diciéndole que se iba a casar con Jorge Cuestas, el gran poeta y crítico, a quien hizo sufrir mucho.
→ ¿Por qué siguió frecuentando a Diego cuando ya él estaba con Frida?
Porque Diego Rivera en cierta forma la mantenía, a sus hijos, él era una fuente de dinero, de riqueza, le compró casa, fue buenísimo con ella. Le dio una casa donde vivir, sus primeros viajes a Europa se los regaló Diego. Cuando ella quiso vivir en Cuernavaca, donde se casó, su casa la compró con el gran retrato que él le pintó, ella lo vendió al Museo de Arte Moderno y con eso pudo construir.
→ Pero ella era una mujer de gran criterio...
Ella sabía de arte, tenía una gran intuición. Muy inteligente, una mujer que empezó a leer y se preparó, fue amiga de Salvador Novo, con quien se peleó después porque él escribió esos famoso versos de "La diegada". Todo eso yo lo busqué porque es parte importante de la vida de Lupe Marín, pero también de la vida intelectual de esa época.
Ella no hizo feliz a nadie, a su hijo lo odió y a Jorge Cuesta, cuando el doctor lo declaró loco, ella ayudó a que lo encerraran, al mismo hombre que había sido su marido.
Sobre la novela
Con Dos veces única Elena Poniatowska vuelve a convertir en novela una sólida investigación, un relato contado por sus actores a lo largo de décadas junto a estudios y ensayos fundamentales para iluminar y reconstruir una existencia plena de pasión y de furia como los potentes ojos verdes de su protagonista.
Diva y musa por derecho propio, esposa legendaria, cocinera magnífica, madre tormentosa y viuda trágica, María Guadalupe Marín Preciado, Lupe Marín (1895-1983) fue testigo excepcional y parte indispensable de algunas de las vidas extraordinarias que dieron forma al arte mexicano del Siglo XX.
Casada con Diego Rivera y con el poeta y crítico Jorge Cuesta, el más connotado de los escritores del grupo Contemporáneos, Lupe Marín vio refulgir su obra y la de otros creadores como Frida Kahlo, Rafael Coronel, Xavier Villaurrutia y Juan Soriano, además de ejercer una influencia poderosa sobre sus hijos y nietos, herederos de un legado tan brillante como imperioso.