Estaba contrito pensando yo en el camino que seguirían mis disquisiciones que no siempre son las correctas o las adecuadas, me preguntaba a mí mismo cuáles son las reglas que hay que seguir para realizar un trabajo casi didáctico y si es hermoso ¿cómo lograremos que alguien lo aprecie de esa manera? No lo sé. por más que me he aplicado a desentrañar eso que para mí es un misterio. Marcel Proust dice al respecto que para eso se requiere talento entendido como aptitud o capacidad para realizar algo, esto es la capacidad intelectual de la persona, agregando que es como el recuerdo de una melodía sin que se pueda alcanzar su entorno. El poseedor de ese talento está en nosotros, si es que en verdad lo poseemos.
Más adelante Prous afirmó que quien ha escrito una idea galardonada que nos ha conmovido, no es la misma persona que conocimos antes, dado que el de ahora es producto de lo que él denomina memoria involuntaria. Si se quiere tratar de entender ese otro ser debemos buscarlo en nosotros mismos, en nuestro interior, porque somos uno solo como el perfume de una flor que no se advierte, pero allí está. Agregando que el escritor es aquel que en soledad y silencio ha sido capaz de descubrir el secreto que se encuentra en su interior, que nunca hubiera podido conocer, si no hubiera tenido la posibilidad de darle forma mediante la escritura.
Recordemos a don Francisco Ignacio Madero Gonzalez de quien se dice poseía dotes de médium y logró comunicarse con el más allá por medio de la escritura dejando que su mano moviera un lápiz mientras él mismo se encontraba en trance. Igual que las predicciones de la ouija. La terrible realidad de los mexicanos opuesta a sus propias experiencias que obtuvo en Europa y en Estados Unidos quedaba evidenciada la ausencia en nuestro país de libertades, la imposicion de dirigentes políticos, el otorgamiento de privilegios a los dueños del dinero, la ignorancia atávica de pueblo, sus condiciones infrahumanas de vida, el atraso público de la economía y todas las expresiones de un autoritarismo dictatorial que se eternizaban en el poder público, en el corazón de Francisco I. Madero se arraigó la convicción de que todo podría remediarse cuando el país viviera con democracia y libertad.
Total, volviendo al tema que la alquimia de un escritor trae a nosotros, Proust muestra que esa piedra filosofal que han buscado a través de generaciones de hombres visionarios se produce en el momento en que da rienda suelta a sus emociones de tal forma que va creando, mientras construye con mano de arquitecto, siempre trotando en el talento de lo desconocido los tramos de una historia que parece real pues ahí está, pero proveniente de cerebros superdotados que son capaces de atraer una historia que en diversas ocasiones Proust denomina reminiscencias, impresiones oscuras, instantes profundos, islotes insólitos y estados de ánimo excepcionales. Leer a Marcel Proust es adentrarse en un mundo diferente al habitual leyendo con los ojos lo que debe leerse con los ojos de alma o sea imaginación de un gambusino que encuentra un placer.