Dice Peña Nieto -y no sin razón- que la contienda electoral "ya terminó". El problema es lo rápido que esa realidad se les olvida a los políticos. No hay discurso ni decisión que no pase por el tamiz de la aspiración electorera, de ahí que los problemas nunca terminen por encontrar soluciones de fondo que se correspondan con las verdaderas necesidades de la población.
Las cifras son cuidadosamente acomodadas para que siempre luzcan espectaculares. Qué bonito se escucha decir al presidente que "En junio, se crearon 78 mil 435 empleos formales, lo que representa un crecimiento del 81 % con respecto al mismo mes del año anterior"; cuán bello es oírlo decir que se redujeron 27 % los homicidios dolosos en comparación a 2012; qué dulce es escucharlo afirmar que "México ha encontrado en el Derecho un sólido cimiento para su organización y funcionamiento institucional", y que "nuestro orden jurídico ha sido un valioso instrumento para reconocer y proteger los derechos y libertades de cada mexicano"; pero, qué triste es que, para la mayoría de los habitantes de este país, esas sólo son palabras huecas.
Para quienes se dedican a la política en México, parece que hablar con la verdad es pecado capital. Con esto no quiero afirmar que las cifras que ofrecen no son las correctas. Pero, verdad y corrección no son lo mismo y un número jamás alcanzará a expresar a plenitud las circunstancias, por ejemplo, de los trabajadores mexicanos que, de acuerdo a la OCDE, son los peor pagados y los que más laboran. Pero el político prefiere hablar del número y, "extrañamente", sólo de aquel que le conviene.
¿Se imagina usted a Peña Nieto afirmando, por ejemplo, de que su programa estrella, la "Cruzada Nacional Contra el Hambre", ha sido un fracaso en función de sus propósitos anunciados (como lo señalan el Colegio de México, la UNAM o la Coneval) pero que es todo un éxito si se le considera como lo que realmente es: el mecanismo clientelar que garantiza el voto de los más pobres del país? Claro que no. En contraste, hace cosa de tres semanas el EPN aseguraba que la Cruzada "ha logrado reducir a menos de cinco por ciento los niveles de hambre y con ello cumplir las metas trazadas por la Organización de las Naciones Unidas".
Peña y el resto de los políticos dicen lo que les conviene. Lo hacen, porque en este país siempre se actúa bajo un cálculo electorero, porque aquí se está permanentemente en campaña.
