Sin ubicación temporal específica, pero sí en los cincuentas, sesentas y setentas del siglo pasado, un elemento sociocultural arraigó fuertemente en la población mexicana, y La Laguna no fue excepción...
...reflejando una época de nostalgia, romanticismo y sentimiento: las serenatas.
La serenata, también llamada "gallo", fue una tradición usada por el galán como efectivo instrumento para conquistar a la mujer que se deseaba, o para cantar a la novia conquistada, o a la amada esposa, llegando hasta el pie de su ventana para expresarle a través de las guitarras de los tríos su amor por ella y la necesidad de tenerla a su lado.
En Gómez Palacio, como seguramente en el resto de los municipios laguneros, hubo tríos muy conocidos que acompañaban al enamorado en su faena y propósito romántico. Recuerdo, entre otros muchos, al Trío Palacio, así llamado porque se le localizaba en el bar del mismo nombre; al Trío "Cortalagua", porque su representante, Felipe, laboraba durante el día, en la Junta de Aguas, después Demapa y hoy Sideapa, y por la noche se integraba al grupo musical; al Trío Filarmónicos, porque en este bar tenía su sede y centro de trabajo.
"Besos de Plata", "Amémonos", "Novia Mía", "Granito de Sal", "Rayito de "Luna", eran algunas de las muchas melodías preferidas por los enamorados, para lograr el favor de la amada. Algunos galanes, para darle más calidad al "gallo", se hacían acompañar de Camilo Salazar, un tipo alto, fornido, moreno y que poseía naturalmente una bien timbrada y armoniosa voz de barítono y que deleitaba a la concurrencia que asistía a diversos bares de la Ciudad. Otros, contrataban a Popo y María Elena, un dueto de hermanos muy conocido y solicitado en la época, y cuya característica especial era que ella con voz muy melodiosa, interpretaba con mucho sentimiento canciones que había convertido en éxitos Virginia López y con tono de voz muy parecido al de esta artista.
Algunos recurrían al mexicanísimo mariachi para manifestar su amor, rompiendo con un grito la paz y tranquilidad de la noche; entonces eran "Despierta", "La Negra Noche", "Ojos Tapatíos", "Deja que salga la Luna" y las canciones de José Alfredo Jiménez, que interpretaban Jorge Negrete y Pedro Infante, las que formaban el repertorio romántico del galán o enamorado. ¡Que época, en verdad!
Los que querían presumir de refinados y cultos, acudían al Cuarteto de Cuerdas, del Club Verde, ubicado en la esquina de avenida Bravo y calle Escobedo de Gómez Palacio, cuya especialidad eran los valses y polkas. "Alejandra", "Olimpia", "Sobre las Olas", "Recuerdo" y "Sentimiento", eran las piezas que, principalmente, solicitaban los interesados en llevar serenata.
El Club Verde, era un bar de tipo bohemio, caracterizado porque su clientela estaba integrada, en su mayoría, por trabadores jubilados que acudían noche tras noche a tomar la copa y jugar emotivas partidas de dominó.
Concluyo este modesto Enfoque, comentando que no podía faltar la serenata a nuestras madrecitas el 10 de Mayo de cada año, en tal fecha, se escuchaba a los tríos interpretar canciones como "Amor de Madre", "Hilos de Plata", "Cabellera Blanca" y "Cariño Verdad", además de las que a cada mamacita, le gustaban en particular. ¡Quisiéramos que regresaran esos tiempos!
R_munozdeleon@yahoo.com.mx