". . . Un gran número de familias completas, salían de sus hogares respectivos, a partir de las cinco de la mañana, y se concentraban en el Parque Morelos para desplazarse y coincidir en la Calzada J. Agustín Castro, que lleva el nombre de uno de los personajes más emblemáticos que Gómez Palacio dio a la Revolución de 1910...
... caminando hasta el bulevar Miguel Alemán y de aquí por toda esta vía para arribar al Parque Victoria de Ciudad Lerdo, aproximadamente a las seis de la mañana . . ."
Así platican muchas de las "gentes" de antes, al referirse a una de las tradiciones más populares de fuerte arraigo en el ánimo de la sociedad lagunera: "Las Mañanitas de Abril". En efecto, anualmente, durante todo el mes de abril las familias gomezpalatinas daban vida a un evento que se convirtió en auténtica tradición, en la que participaban entusiastamente padres, hijos, tíos, hermanos, primos, abuelos, consistente en un paseo a pie que iniciaba en Gómez Palacio y concluía en Lerdo, recorriendo el Alemán, disfrutando de la fresca brisa mañanera y saboreando ese modesto, pero sabroso fruto "las moras", un regalo de los morales, árboles existentes a ambos lados de la "acequia" que corría a lo largo del bulevard.
Familias de los cuatro puntos cardinales de la Ciudad: de Los Cántabros y el Ranchito; del barrio del Noventa; de la Colonia Santa Rosa y la Cinco de Mayo, y de la Francisco Zarco y la Revolución, por citar sólo algunas de las muchas que participaban, y desde luego, el Barrio del Pueblito, del mero centro urbano, dieron vida a este evento de fiesta verdadera y de convivencia familiar que, por desgracia, fue perdiéndose lentamente, hasta su desaparición total.
La gente iba cantando durante todo el camino, relatando cuentos y compartiendo "chistes y charras". Al llegar al Parque Victoria en Lerdo, los mayores organizaban juegos, concursos y competencias sanos y de esparcimiento, como carreras en sacos o costales, estirar la cuerda, encontrar la prenda perdida, o bien, algunos juegos deportivos como basket y volibol, en que los miembros de una familia enfrentaban a los de otra disputándose sencillos y atractivos premios. Algunos más previsores, llevaban su "lonche" que disfrutaban bajo la sombra de los frondosos árboles. Una grata convivencia familiar, que mucho necesitamos en estos días.
Esa convivencia duraba sólo una hora, porque a las siete de la mañana había que regresar a la casa a bañarse y estar listo para acudir a la escuela, cuyas labores iniciaban a las ocho. Participé en esas Mañanitas, durante la niñez y parte de la adolescencia, por lo que es oportuno relatar que si estaba en primer grado de primaria, quien esperaba para iniciar clase después del paseo era la maestra Jesucita de Sánchez Castellanos; si ya cursaba el segundo grado, entonces era el profesor Arnulfo Robles Vázquez; ya en tercero, el profesor Sandoval o la maestra Socorro Soto de Vargas, que lo sustituyó; en cuarto, el profesor Roberto Méndez López; en quinto grado, fue la maestra "Licha", Alicia F. de Méndez, quien dejó el grupo para asumir la dirección del plantel, y en sexto año, la profesora Rosa del Río de Enríquez.
Si acaso cursaba ya la secundaria, en primer año, la clase de matemáticas iniciaba a las siete de la mañana con el profesor Alfredo Padilla Huerta; en segundo grado, la clase de Historia de México, iniciaba a las ocho con el Lic. Alvaro Jiménez Salcido, y en tercero de secundaria, a las siete daba inicio la clase de Lengua y Literatura Española, con el Dr. Nicasio Chávez Contreras.
¡A todos ellos y a todas ellas, y a quienes no menciono por no ser el tema, desde este Enfoque envío un saludo de respeto y gratitud! ¡Y a las familias de gomezpalatinos que se divirtieron y dieron vida a las Mañanitas de Abril, mi afecto y solidaridad!
R_munozdeleon@yahoo.com.mx