Formando parte del paisaje urbano, en mi Ciudad los despachos y oficinas de atención al público, de conocidos y reconocidos profesionistas aparecían en nuestro diario caminar de la casa a la escuela...
... o de ésta a la plaza de armas, o del hogar al mercado, y cuando íbamos a la nevería o a la cancha deportiva, o bien por las tardes que nos escapábamos a la función que ofrecían las salas de cine, que en aquella época eran el Palacio y el Unión.
Paréntesis: (Los martes teníamos entrada gratuita con sólo presentar nuestra credencial de estudiante y la sala se saturaba de alumnos de diferentes escuelas, oficiales y particulares, que disputábamos los mejores lugares para poder ver mejor la película y escuchar con mayor claridad los diálogos y parlamentos de los actores y actrices protagonistas del filme , sin faltar las "palomitas" y semillas o "pepitas", acompañadas de refresco, a quien le gustara. Los viernes, eran de películas "westerns" en el Cine Unión. Recuerdo que un viernes cualquiera de 1956, aproximadamente, nos "recetamos" tres películas de "vaqueros", por el escandaloso precio de $1.50 la función: "Tambores Apaches", "Jinetes de Odio" y "La Flecha Envenenada", sin recordar el nombre de los actores, pero seguramente fueron Gary Cooper, John Wayne, Glen Ford o Robert Taylor).
El tema de este Enfoque es referirnos a los profesionales del Derecho, y a sus oficinas donde atendían los asuntos de su clientela, a quienes veíamos con respeto y admiración, aspirando a llegar a ser abogados como ellos, lo que finalmente logramos al obtener la Licenciatura, por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México. De los abogados de aquella época, recuerdo, por ejemplo, al Lic. Julio Enríquez Alonso, saludando desde este Enfoque a su hijo, mi amigo el Lic. Julio Ignacio Enríquez del Río; su oficina se ubicaba por la avenida Aldama, entre Escobedo y Ocampo; una cuadra más adelante, por la misma Aldama, pero entre Ocampo y Juárez estaba la oficina del Lic. Salvador A. Pescador, además notario, quien fue mi maestro de Historia de México, tercer curso, oficina atendida actualmente por su hija, Lic. Flor Pescador Gómez; caminando hacia el norte, llegábamos a la avenida Independencia donde se ubicaba el despacho del Lic. Álvaro Jiménez Salcido, entre la Bravo y la Mina.
El Lic. Ignacio Casas Q., abogado y notario público instaló su oficina por la calle Santiago Lavín, entre la avenida Morelos y la Victoria, donde todavía en la actualidad despacha su hija, abogada y notaria también, Lilia Sonia Casas Franco, mi maestra de Sociología en la preparatoria, y quien en dos ocasiones ha sido diputada al Congreso del Estado; la primera en 1971-1974 siendo gobernador del Estado el Ing. Alejandro Páez Urquidi y presidente municipal el señor Jesús Ibarra Rayas; la segunda, en 1986-1989, con el Lic. José Ramírez Gamero como gobernador del Estado y el señor José G. del Rivero Ibarra, como presidente municipal de Gómez Palacio. Más al oriente, por la misma Santiago Lavín, tenía su despacho jurídico y notarial el Lic. Genaro R. Mijares, quien fuera presidente municipal de 1953 a 1955, debiendo terminar su período en 1956, pero renunció anticipadamente al cargo por motivos de salud, designando el Congreso como sustituto al agricultor Dagoberto Aguilera. Al morir el Lic. Mijares, asumió la titularidad de la notaría, su hija la Lic. Esther Mijares Porras, quien fuera profesora de Lógica en el bachillerato.
Por la avenida Independencia, casi frente a la antigua presidencia municipal, que después fue sede de juzgados y tribunales, tenía sus oficinas el Lic. Guillermo Aragón Beltrán, reconocido abogado penalista, quien después mudó su despacho a la avenida Victoria donde actualmente se encuentra. El bufete jurídico del Lic. Aragón se distinguió porque con su aval despachaban ahí también, su hermano Carlos, además el Lic. Guillermo Covarrubias Tavera y el Lic. Julio Bonilla Esparza; esto fue mucho después, pero vale la pena mencionarlo en este Enfoque. El Lic. Aragón fue presidente municipal sustituto de Jesús Ibarra Rayas, por un breve período, pues solicitó licencia para ir como diputado local por el período de 1974-1977, siendo gobernador del Estado el Dr. Héctor Mayagoitia Domínguez y presidente municipal el señor Carlos Herrera Araluce, habiéndolo sustituído el Lic. Sergio Estrella Ochoa, primer regidor, y quien terminó el período constitucional. Su oficina es atendida hoy por su hijo, el Lic. Guillermo Aragón Rodríguez, síndico municipal en dos ocasiones y exmagistrado del Tribunal Superior de Justicia.
El también abogado y notario Antonio Alanís Ramírez, instaló su oficina por la avenida Hidalgo Sur, entre Zarco y Urrea, brillante y talentoso el LIc. Alanis Ramírez, reconocido inclusive por los propios abogados, habiéndose incorporado posteriormente su hijo el Lic. Antonio Alanis Romo; y el Lic. Hugo López Vela, igualmente notario, por la avenida Independencia, entre Victoria y Allende, donde ahora su hijo, el Lic. Hugo López Castruita tiene una oficina de Consultoría; mi maestro de civismo y de oratoria, Lic. Ezequiel Cisneros Rocha, puso la oficina, en su propia casa, primero en Hidalgo y Urrea, y después en avenida Victoria y calle Urrea, hasta el día de su fallecimiento. Hubo otros abogados que, sin tener despacho u oficina, gozaban igualmente de respeto y prestigio: desde luego mi maestro de filosofía, psicología, historia y literatura universales, el Lic. Antonio Hernández y Souza, quien fue durante un largo período presidente de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje de Gómez Palacio; y también el Lic. Apolo Flores Gómez, que fue director del Instituto "18 de Marzo", brevemente, pues falleció al poco tiempo de haber sido designado.
Es la vivencia que tengo de esa época ya lejana, que describo con nostalgia y melancolía, pero al mismo tiempo con mucho gusto, aludiendo con respeto a quienes en ella menciono.
