No llegaban aún a Gómez Palacio las instituciones del Seguro Social para los trabajadores en general, ni las del ISSSTE para los trabadores al servicio del Estado, y la salud de los habitantes de mi Ciudad...
... era atendida con diligencia, profesionalismo y vocación de servicio por eminentes profesionales de la medicina general y de la odontología que acudían a visita domiciliaria para buscar el alivio y la curación de enfermedades que padecía la población.
Es la época que va de 1940 a1970, años más o años menos, en la que los consultorios de los doctores, recibían la visita de muchos habitantes de todas las clases sociales, pero sobre todo los de condición humilde o modesta, solicitando "consulta" para que "me diga qué es lo que tengo y me recete la medicina que pueda sanarme o por lo menos aliviar este malestar". Las personas de mejor nivel económico acudían a los médicos especialistas y a las clínicas y sanatorios privados que había en la ciudad de Torreón.
Eran verdaderos apóstoles de la ciencia de Hipócrates que para cumplir con el juramento profesional, auscultaban al enfermo, emitían su diagnóstico y recetaban el medicamento adecuado a la enfermedad y muchos hasta regalaban las cápsulas, las pastillas, los jarabes o las inyecciones que el enfermo necesitaba. Sus honorarios profesionales eran modestos para que pudieran estar al alcance de las familias, y muchos de ellos, ni siquiera cobraban por su trabajo, pero especialmente se destacaba el trato humano que daban al paciente, presentándole un cuadro optimista y esperanzador.
En una retrospectiva rápida y por lo mismo incompleta, ofreciendo disculpa a quienes no cito, en este Enfoque recuerdo a los que tuve oportunidad de conocer o saber por lo menos donde tenían su consultorio: doctores Alfredo Cortés González y Andrés Cuéllar y Galván, cuyos consultorios estaban por avenida Hidalgo, entre las calles Ocampo, Juárez, Zaragoza y Centenario; al Dr. Eduardo García Luna, que consultaba por avenida Mina, entre Mártires y Degollado; a los doctores Carlos Vargas de León, por la Hidalgo, entre Independencia y Centenario, a un costado del Cine Palacio. Igualmente, traigo a la memoria al doctor Armando Merino Aguilar, con su consultorio en la esquina de avenida Victoria y calle Santiago Lavín; a los médicos Francisco Hernández Barrena, por la Mina y Zaragoza, donde ahora se levanta el Sanatorio San José; Raúl Weber Peralta, por Aldama y Centenario y el médico militar Felipe González Puente, eminentes profesionistas que, además fueron, los tres, directores del Instituto "18 de Marzo". Igualmente recuerdo a los doctores Guillermo Rodríguez Villaseñor y José Martínez Martín y a la doctora Estela Borrego, quien ocupó un alto cargo en el INPI, (Instituto Nacional de Protección a la Infancia, después IMAN (Instituto Mexicano de Asistencia a la Niñez), y hoy es el DIF.
De la misma manera recuerdo al doctor Lisandro Ávila Carrillo y doctor José G. Juárez, el primero, por avenida Aldama entre Zarco y Mártires, y el segundo, por la Urrea, entre Bravo y Mina, el primero, además, exdirector de la "18". También es propicia la ocasión para mencionar aquí, a la doctora Alicia Sandoval de Cisneros que desde siempre tuvo su consultorio en Urrea y Victoria. A los doctores Nicasio Chávez Contreras, por la avenida Morelos, Miguel Chibli Izza, en la esquina de Morelos y Zaragoza y Dr. José S. Batarse, que tenía su consultorio en esquina de avenida Mina y calle Independencia, e igualmente al doctor Juan Izza Izza, por la calle Juárez, casi esquina con avenida Victoria. El Dr. David Cisneros Rocha consultaba por la avenida Victoria frente a donde estuvo la tienda de muebles y aparatos electrodomésticos, y el Dr. Roberto S. García Sosa, por la avenida Victoria, entre Independencia y Santiago Lavín, habiendo desempeñado el cargo de director del Centro de Salud. Así como el doctor Santiago Avalos Chapa, que tenía su consultorio por la avenida Morelos, acera oriente, entre Centenario y Zaragoza, fundador del Sanatorio San José.
En el área de Odontología, recordamos con agrado al Dr. Rafael Argüello Paz, por la avenida Independencia frente a la hoy Catedral de Guadalupe; las doctoras Lily Chiquini, por la avenida Allende, entre Independencia y Centenario, casi a un costado de la ahora Escuela Preparatoria Gómez Palacio, de la maestra Elba Carmona; y Esperanza Anzúres Vega, por la Centenario, entre Aldama y J. Agustín Castro, así como el Dr. Carlos González Puente, con su consultorio por la calle Zaragoza, después en la esquina de Juárez y avenida Morelos y que aparte de la medicina, ha incursionado en el campo de la literatura, pues es autor del libro "Recuerdos del Viejo Gómez Palacio", entre otros. Tengo en mi memoria al doctor Simón Sánchez. Tenía su consultorio por la calle Patoni, casi llegando a la avenida Allende; era de ideas socialistas y lo recuerdo con agrado por su generosidad y esplendidez cuando íbamos a solicitar su apoyo para la planilla que jugaba en la política estudiantil por la sociedad de alumnos.
Dos médicos fueron especialmente relevantes, según la perspectiva de este Enfoque, porque ambos destacaron tanto en la medicina como en la política:
El Dr. Francisco Galindo Chávez; en su juventud destacó en la rama de basketbol, habiendo asistido a unos juegos olímpicos con el equipo que representó a México en este deporte. Tenía su consultorio por la avenida Hidalgo frente a la Iglesia de Guadalupe; fue presidente municipal de Gómez Palacio de 1956 a 1959 y durante su administración se construyó el gimnasio municipal, al que posteriormente se le otorgó el nombre del profesor Luis L. Vargas; fue también director de la clínica del ISSSTE de Torreón, Coah., que lleva su nombre; y el Dr. Gustavo Elizondo Villarreal, su consultorio estaba por la calle Centenario, a un lado del restaurant Basilio y cabrito Del Principal; también presidente municipal, de 1968 a 1971; a los 15 días de iniciada su gestión tuvo que sortear la inundación de 1968, y a quien se debió la construcción del Teatro Alberto M. Alvarado.
