Con motivo de las reuniones anuales entre el FMI y el Banco Mundial en Washington, la directora del organismo, Christine Lagarde, mencionó que en caso de implementarse las reformas estructurales a tiempo, México puede alcanzar tasas de crecimiento de hasta 4 por ciento, por su parte, el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, aseguró que ya se ven resultados de las reformas, lo cual sobre esto último me queda la inquietud sobre con qué bases se pueden respaldar los resultados positivos que se mencionan, ya que hasta donde entiendo tales resultados serán a mediano y largo plazo, si bien es cierto que vamos por buen camino la realidad es que no podemos pensar que ya se esté plasmando en la economía real incentivos para el crecimiento económico en el país en este año.
Además, en ocasiones hay contradicciones cuando altos funcionarios, y en este caso me refiero al FMI, ya que hace unos meses la propia directora gerente de este organismo textualmente mencionó que "el crecimiento económico es alimentado por la confianza, pero esta es menor por la falta de seguridad. Por ese motivo es necesario restablecer la estabilidad y la tranquilidad para restaurar la confianza que a su vez alimentará el crecimiento". Por otra parte, en una conferencia de prensa mencionó que el panorama económico para AL no luce tan acelerado como en años anteriores y que la elevada desigualdad y el crimen violento son dos factores que perjudican el desarrollo regional; en mi concepto a los grandes inversionistas no les atemoriza la violencia, prueba de ello es que siempre incursionan en países con guerras civiles inclusive y además no creo que en unos meses se cambie el panorama como hoy se está pronosticando.
Había mencionado en otro de mis artículos el hecho de que si bien la Fed en su último reporte mencionó lacónicamente que por el momento las tasas de interés de los fondos federales (el costo para los bancos de pedir prestado dinero de corto plazo entre ellos, para enfrentar desbalances repentinos en su capital depositado en la Fed) quedaría sin cambio alguno, pero dando a entender la posibilidad de incrementar dicha tasa observando el comportamiento de la economía en Estados Unidos.
Es indudable que el crecimiento actual en Estados Unidos representa una oportunidad para el sector exportador en nuestro país, pero al mismo tiempo el fortalecimiento del dólar afecta a nuestro peso y a los sectores importadores por lo tanto, independientemente de que por el momento México está afrontando el impacto de los bajos precios del petróleo y conteniendo el tipo de cambio por las altas reservas con las que contamos, no obstante que la política monetaria en México está bien manejada hay un buen margen de incertidumbre por el panorama de crecimiento para este año al observar los ajustes que se pronostican a la baja en el PIB, y por otra parte el sentimiento de una Reforma Fiscal que ha trastocado a las empresas y sin lugar a dudas permeará negativamente al resto de la sociedad.
Tanto la Secretaría de Hacienda como el Banco Central tienen el reto de actuar de manera asertiva para prevenir el impacto que nos pueda afectar en un aumento en las tasas de interés que tarde o temprano definirá la Fed y no hay quien pueda pronosticar por el momento cuándo será, además, independientemente de que se prepara otro recorte en las finanzas públicas para el próximo año, no podemos evitar la disparidad en las políticas monetarias en otros países ocasionadas precisamente por un dólar fuerte y la persistencia de los bajos precios del petróleo además de eventos geopolíticos que se están presentando a cada momento en diferentes partes del mundo y no hay que olvidar que China ha bajado su crecimiento notablemente afectando a países que están llevando a cabo operaciones importantes con dicho país incluyendo al propio país vecino y qué decir de que China también está tratando de integrar una zona en Asia en donde dicho país será el líder indiscutible y aun cuando esto tarde significa un riesgo que afecte la estabilidad de la economía mundial.
No se trata de ser negativo, al contrario, es necesario puntualizar que la recuperación económica global y de nuestro país enfrenta riesgos relevantes que implica diseñar políticas económicas, financieras y sociales para evitar hasta donde nos sea posible los impactos del exterior y urgir a que cristalicen las tan comentadas Reformas Estructurales.