Al parecer las estrategias aplicadas entre la habilidad en el manejo monetario del BCE y la Fed con la inminente aumento a las tasas de interés hasta hoy aparentemente en septiembre, la ausencia de presiones inflacionarias a corto plazo con todo y la baja sostenida del petróleo, permite la apreciación del dólar y la depreciación prácticamente generalizada de las divisas en la canasta monetaria de la mayoría de los países, se está definiendo la dirección de las divisas hacia EU, con el impacto correspondiente hacia aquellos países que presentan una mayor dependencia de los ingresos por exportaciones como el caso de México, o también dependencia de financiamiento externo puede terminar para dichos países con impactos negativos y constituir por lo tanto un impedimento para su crecimiento económico; de cualquier manera las tendencias para ellos en general estará definiéndose hasta que la Fed. realice la primera subida de sus tasas de interés, en pocas palabras vamos a seguir con la incertidumbre y cambios en las perspectivas mundiales, por lo que hay que afinar la estrategia de los negocios según sea su nicho de mercado y para la sociedad el deterioro de la economía familiar, dependiendo de que países hablemos.
En una gran parte del mundo, la desigualad aumenta y la globalización en mi opinión es uno de los factores que ha contribuido a ello. No se trata únicamente de una preocupación humanitaria, (que por cierto molesta tanto a algunos capitalistas a ultranza) durante estas crisis queda al descubierto que el crecimiento desigual contribuye a agravar el problema de la falta de demanda agregada, ya que en una forma simplista diría que el dinero va de aquellos que lo gastarían a los que tienen más del que necesitan. El aumento de la inestabilidad que se ha vuelto tan constante es un problema prioritario a resolver por parte de los gobiernos, quienes promueven continuamente programas diseñados para reducir el impacto económico y social que cada vez son más frecuentes y más graves, por ello lo mencionado en el último párrafo que antecede al presente.
Es frecuente que interpretemos que la recuperación de los precios de las acciones en la Bolsa desde sus mínimos a menudo se interprete como una señal del restablecimiento de la economía, pero en realidad no necesariamente el aumento de los precios del Mercado de acciones quiera decir que todo va bien, es probable que si se está inundando el mercado en general con liquidez que es lo que se realizó en las últimas crisis, se pierde la verdadera realidad en la economía de un país.
Con motivo de la crisis en 2008, varios economistas y analistas coinciden en que la idea individual más importante para afrontar las repercusiones de una crisis es una idea sencilla: las crisis no destruyen los activos de una economía; Joseph E. Stiglitz afirma lo siguiente "Puede que muchas empresas y economías domésticas estén arruinadas, pero los activos reales siguen siendo prácticamente los mismos que antes: los mismos edificios, las mismas fábricas y la misma gente, el mismo capital humano, físico y natural; pero lo que suele ocurrir en una crisis es que se erosiona la confianza y la seguridad, debilitándose el tejido institucional de una sociedad". Muy recientemente para aterrizar lo anterior tenemos el caso de Grecia.
Permítanme inyectar optimismo al panorama que se nos está presentando, con una reflexión que me compartió un buen amigo y en esta ocasión lo aprovecho integralmente:
"No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura.
Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar salidas y soluciones, sin crisis no hay desafíos sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla"… Albert Einstein.
