Pinocho es un personaje de cuento italiano cuya cualidad por la que se dio a conocer fue la mentira. El fin moral de la historia que de niño se nos narraba consiste en demostrarnos que la mentira no deja.
Muchos oirían en su infancia dicha historia, pero se habrán quedado sin la moraleja, puesto que les gusta mentir, ya sea para quitarse de responsabilidades o de culpabilidades de encima o para sacar una ventaja social o económica.
La mentira es aquello que no concuerda con la realidad y que aun así intenta remplazarla. Quien cae en sus redes, corre el riesgo de perder el rumbo o la confianza con la realidad que lo rodea. Nada puede construir sobre ella porque tarde que temprano lo que se construya se desmoronará.
Desgraciadamente, hay muchos que se empeñan en usar la mentira e intentar convencer con su sinrazón. Hablando se suplanta al mundo, y hablando se hace creer que el negro es blanco y que lo que uno teme nunca llegará. Con las palabras, se mantiene en el engaño y muchas veces es tarde cuando uno se da cuenta de que se le ha tendido una trampa para hacerlo caer.
Hace poco, tuvimos la noticia de una quiebra más de una institución de ahorro; muchos habrán perdido el capital que tenían dispuesto para el futuro. Cayeron en las redes de un mentiroso que se aprovechó de su credulidad para estafarlos.
En tiempos tan corruptos como los que vivimos, muchos se escudan detrás de las mentiras para hacer de las suyas, provocando con esto la pérdida de confianza de sus semejantes y esta es una mala forma de vivir porque el mundo se convierte en tu enemigo y nunca vuelves a creer en nadie ni en nada.
Si lo anterior sucede, pensarás que siempre te están mintiendo y de todo dudas. Nunca más habrá buenas intenciones.
Con los cambios a la ley energética, se nos ha dicho que el costo de la energía iba a cambiar y que pagaríamos menos por el consumo; cuando llega la hora de pagar, descubres que tu recibo se ha doblado a pesar de la leyenda de que estás recibiendo una ayuda de parte del gobierno sustanciosa. Las cuentas no salen; llegas a pagar el doble cuando se proclama que por medio de una ley el costo de la luz bajará. Lo mismo sucede con la gasolina, sigue subiendo, a pesar de los cambios o a pesar de que el costo del petróleo se encuentra por los suelos y lo lógico sería que la gasolina también bajará y no sucede.
La desconfianza te hace tildar de mentira lo que se te dice y sigues perdiendo la credibilidad en quien te lo dice. Lo mismo sucede con lo de la baja de la delincuencia en el estado, que por un lado se proclama de que estamos mejor y que por el otro los informes arrojan de que somos aún uno de los estados más conflictivos del país.
Lo que provoca cuando caes en las redes de la mentira es no poder diferenciar lo falso de la realidad. Temes depositar tu confianza en nadie porque ya muchas veces te han defraudado.
Es triste estar a la expectativa de lo que puede suceder. Muy triste de que lo que pasa en la realidad te lo intenten hacer ver como lo opuesto; hasta en el deporte, donde lo que importa es que tu equipo gane y que cuando no gana te doren la píldora haciéndote creer que ese es el camino correcto de equipo. Una disculpa tras otra, ni siquiera disculpas, falsas explicaciones; tu desconfianza te grita, mentira, una mentira más; cuando menos te diste cuenta, ya te pusieron fuera de la liguilla o ya quebró la institución donde tenías depositados tus ahorros, o ya el estado es tan caótico que no hay ninguna oportunidad futura para sus habitantes, ya no tienes modo de salir del atolladero; la duda se te viene encima y te produce el caos.
Con el mentiroso no se puede vivir; es la mejor forma de no creer en nada. El engaño es otro de los males que tenemos que atacar por ser una de las tantas maneras de estafar a las personas.