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Ensayo sobre la cultura

PARA SALIR DEL ABSURDO

JOSÉ LUIS HERRERA ARCE

Vuelven a editar a Albert Camus y con eso dan la facilidad de leer obras que se nos habían pasado de largo, sobre todo sus ensayos. Con "El hombre rebelde", "El mito de Sísifo" y otros ensayos enmarcados dentro del existencialismo, nos enfrentamos al desencanto del hombre que se da cuenta de que es una ilusión, un mundo metafísico donde habría de encontrarse la felicidad después de tanto sufrimiento. Del mismo modo, los mundos terrenales vienen a resumirse a la misma desilusión, ya que no se logra la felicidad; y en cambio, el precio que se tiene que pagar es muy alto: el de la libertad, ya que los sistemas parten de alguien que tiene la razón bajo la subjetividad, sin aceptar que sólo poseen una visión del mundo y la impone como si fuera objetiva.

El rebelde, a final de cuentas, se vuelve un dictador, puesto que el mundo que propone únicamente será posible si nadie se lo critica, y como las suspicacias del hombre están a la orden del día, tarde o temprano habrá alguien que vea al rey sin el traje y pregunte por qué va desnudo. (Esta es una metáfora que el propio Camus usa).

Utopías van y vienen; ninguna nos conforma, todas son perfeccionables. Unas ven una parte del todo; otras lo contrario, pero todas tratan de imponerse como las únicas.

A fin de cuentas, lo que el mundo anda buscando es la felicidad. Aún nos falta por definir en qué consiste. Los más oportunistas nos dirán que de cualquier modo como la definas necesitarás billetes para lograrla, otros se referirán al lado invisible de tu yo para decirte que eso es lo más importante; algunos más con una serie de frases definirán el ser en el tener olvidándose del hacer y así por el estilo, de pronto de te encuentras en un mercado de proposiciones que ya no sabes a dónde dirigirte o qué resolver.

Por principio de cuentas, en este gran mercado de proposiciones, lo importante es mantener la libertad del pensamiento, la posibilidad de poder disentir, para que en un momento dado, cuando a la mitad del camino nos encontremos errados, podamos dar marcha atrás y corregir la mala decisión. Muchos sistemas no lo permiten, por eso se van abiertamente contra la libertad de pensar, o te hacen temer las consecuencias que pude provocar tu disentimiento. Se intenta construir a una sociedad que obedezca dócilmente y que no ponga en duda el principio de fe. Pero si hasta en la ciencia y en la filosofía se ha encontrado que verdades antiguas dejan de serlo, en todos los campos estamos expuestos a lo mismo. No podemos soportar una nueva Edad Media que impida al mundo la evolución. A fin de cuentas, el sin embargo se mueve y ha de imponerse porque nadie puede ir en contra de la verdad natural; y si la verdad metafísica existe, que alguna tiene que existir, tampoco en contra de ella se puede ir.

Entonces, la libertad es uno de los tesoros más importantes que tiene el hombre: la de disentir, la del pensamiento, la de la crítica, la del derecho a razonar para seguir construyendo el mundo bien fundamentado y no en suposiciones, que cuando uno duda que su percepción es la verdadera, es cuando tiene miedo a la crítica, puesto que cualquier soplo la puede derrumbar.

El libertinaje es otra cosa, es imponer el egoísmo de pensamiento y el egoísmo de acción. Es imponer un yo sobre todos los demás y querer esclavizar a quienes nos rodean para conseguir nuestros fines particulares. La libertad no es libertinaje, la libertad es poder expresar nuestro pensamiento como uno más que anda a la búsqueda de la verdad y de la realidad, respetando la forma de pensar de los otros.

Hoy vivimos como en los cuarenta, en el absurdo de no encontrar una buena solución para resolver nuestros problemas. Todos los paraísos terrenales parecen estar lejos de nuestro territorio. Hoy, más que nunca, se habrán de buscar nuevas proposiciones críticas, razonadas para encontrar el paso perdido, y más que otros tiempos, tenemos que evitar el dejarnos llevar por los merolicos que insisten en ofrecernos vidrios a cambio de nuestro albeldrío. Nadie nos representa, los que dicen hacerlo, se encuentran muy lejos de nosotros ni siquiera piensan que nos pueden necesitar. Como los antiguos reyes, se creen divinos, olvidan de donde salen. Ellos no nos ayudarán. Si tenemos libertad, por lo menos podremos construir nuestro propio mundo. Si nos equivocamos, a fin de cuentas, es nuestro mundo y nuestra equivocación.

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