Me gustaría saber si ahora que comienzan las campañas de los diversos partidos políticos, tienen en realidad alternativas nuevas que proponer para corregir los grandes errores que en los últimos tiempos se han generado. Hasta ahora, no las he escuchado y más que nada el circo se ha vuelto subrayar las carencias como si por arte de magia éstas se solucionaran nada más porque vamos a cambiar de caras o de siglas partidistas en las que hemos perdido toda la confianza.
Lo que se ve es que se han generado partidos nuevos; no necesariamente nombres de políticos nuevos. Algunos son viejos y se les conoce desde antaño. Habría que explicar el cambio. Insisto, lo que se presume es que eso de tener un partido se ha convertido en un buen negocio. En lo único en que consiste es mantenerse con el mínimo porcentaje que la ley exige para seguir disfrutando de un presupuesto que de otra manera no se tendría. El dicho viejo indica que quien comparte y reparte se queda con la mejor parte. Repartirán, como siempre lo hacen, para obtener los votos suficientes que los mantengan en el juego, se quedarán con el modo de sobrevivir durante tres o seis años. La dirección de algunos partidos chicos como el Verde, hasta se convierten en herencia familiar y eso ya es hacerla en grande.
El dinero corre como si fuéramos un país primermundista. Por la cúpula se comienza que si vamos de viaje a Europa llevamos a la familia; que no sé para qué diablos sirvan los hijos para establecer negocios con Inglaterra; pero en fin, parte del programa de relaciones públicas.
Decía yo, antes de distraerme, que el dinero corre como si lo tuviéramos, que al no tenerlo lo debemos y que de alguna manera habremos de pagarlo. Los partidos a nosotros nos cuestan, puestos que de los impuestos se les asigna, por lo tanto, debiéramos de exigir a cada uno, viejo o nuevo, cuales son las propuestas reales y concretas para resolver los problemas nacionales sin caer en la demagogia.
No todos los mexicanos somos incultos, tontos o nos educamos a través de las cadenas de televisión. Por supuesto que sabemos ser minoría y que si los políticos han dejado que los medios de comunicación hagan y deshagan a su antojo es por algo, sobre todo porque saben la forma de apacentar los rebaños y de ese modo se puedan apagar los incendios ideológicos o no permitirles ni siquiera comenzar.
Los problemas sociales y económicos de sobra los conocemos. Las soluciones son las que no se dan. Por todos lados, creemos infiltrados a los moros con machete, hasta en donde no los creíamos, ya no nos bastan las palabras para creer; si hemos dejado de creer en Dios mucho menos tenemos credibilidad en los hombres, sobre todo si se trata de políticos. Necesitamos la referencia a la realidad con soluciones objetivas, viables, que tengan en cuenta a la historia.
El petróleo y los ferrocarriles ya lo han administrado los extranjeros y no nos fue muy bien que digamos. El socialismo no ha sido funcional en muchas partes. No podemos olvidar que el peso tiene tres ceros escondidos y que ya se está devaluando de nuevo. Que hemos perdido lo mejor de la banca mexicana, que nos hemos globalizado y que eso no ha representado una mejora en la vida, sobre todo, de los menos favorecidos. Que no tenemos mucho que aportar en este campo más que la mano de obra, pero que los chinos nos llevan de calle en ello, que no producimos nuestras propias soluciones y que estamos esperando a que alguien nos la resuelva. A muchos países en el mundo no se los han solucionado, los países africanos por ejemplo. Como tampoco, a muchos de nuestros indígenas. La problemática es compleja, por lo que requiere soluciones complejas; para ello, se necesita aplicar el análisis, el conocimiento, la crítica y la acción. A pesar de contar con tanta universidad, eso no se ha dado.
Pues entonces, lo que yo quiero saber es si alguien tiene alguna solución científica que políticamente se pueda aplicar a los problemas nacionales. ¿Quién dijo yo?