Para aquellos que les gustan las sagas, que tan de moda se encuentran en los últimos tiempos, extiendo una invitación para que se acerquen al mundo de la novela biográfica, ya que entre los dos géneros hallarán muchas similitudes, aunque se advierte que también existen sus diferencias.
En realidad, todas las novelas se basan en una línea dramática; existe un conflicto que va a desarrollar una acción que al final tendrá una consecuencia. Uno lee las historias porque pasa algo, o sea, tiene acción. No hay nada más aburrido que enfrentarse a una historia donde no pasa nada. Dice la máxima que para que exista la acción debe haber un conflicto.
Ambos géneros literarios respetan el mismo conflicto; la diferencia sería que en las novelas de acción los personajes y el conflicto pertenecen a la ficción y de ahí no pasan; en cambio, en la novela histórica podemos asegurar que parte de lo que se cuenta pertenece a la realidad. ¿Por qué parte de lo que se cuenta? Porque el autor muchas veces no vivió en la época sobre la que escribe, la investigó y parte de lo que cuenta tuvo que inventarlo, suponerlo partiendo de los datos reales con los que cuenta para poder completar la historia. Esta es una de las cosas que promueven el interés por leer este tipo de género literario. La visión de un personaje no se agota con la lectura de un solo autor, se enriquece cuando encuentras que varios autores han escrito sobre lo mismo y comparas lo que uno y otro suponen, o los comportamientos íntimos del héroe en cuestión. A los que les gusta el chisme, este tipo de cosas les agradará porque se habla de personas reales y uno puede encontrar diferentes versiones sobre lo que hicieron.
Por lo general, las historias tratan sobre los personajes que han influenciado grandemente en la vida del género humano. La historia se puede ir reconstruyendo por medio de estas novelas que esclarecen el cómo hemos podido llegar a gozar, el día de hoy, el mundo del que gozamos o el mundo que sufrimos. Eso nos sirve para acrecentar nuestra conciencia y este es el más preciado tesoro con el que cuenta el género humano.
¿Qué mejor aventura puede haber que la vivida por el género humano en todas las épocas que le ha tocado vivir, las grandes y las pequeñas? Es nuestra propia historia en la que nosotros mismos nos convertimos en actores porque participamos de ellas. Las sagas, las aventuras de ficción, no dejan de estar en una dimensión diferente a la que nosotros vivimos, aunque nos podamos identificar con ellos, representarnos, utilizarles como espejos. En la novela histórica, los personajes existieron y se nos da un acercamiento a su manera de vivir que podemos contrastarla con nuestra propia manera de vivir y de ser.
Esta es una manera de acercarnos a la historia o de acercar la historia a nosotros. También, es una manera de esclarecer la historia que nos enseñan en la escuela donde por lo general se idealiza al héroe que conviene y se sataniza a aquel que no conviene. Por medio de la novela histórica, podemos conocer a las personas y no a los héroes mitificados con el fin de recuperarlos en su dimensión de humanos.
Buscar, por ejemplo, a don Hernán Cortés, en todo este mundo de novelas, es una gran aventura, porque aparte de las crónicas, en donde en casi todas es el personaje principal y existen más de veinte, se encuentran a nuestra disposición las novelas. Sobre él conozco tres y posiblemente existan más, y existen otras, donde él también actúa como las escritas sobre aquellos que vivieron a su alrededor, Moctezuma, Cuauhtémoc. Reducir la personalidad de Cortés a lo bueno y malo según el ojo con el que nos obliguen conocerlo en la primaria es muy pobre, cuando la documentación sobre su vida es abundante, y sobre todo polémico, de tal manera que nosotros mismos podemos acercarnos a las obras y formarnos una concepción propia sobre lo que fue.
Así como me referí a Cortés, pude haberlo hecho con los romanos; cuanto no hay escrito sobre ellos por diferentes autores y cuanto no falta por escribirse; lo mismo sobre la historia de México que en el último cuarto de siglo se han multiplicado las novelas bajo diferentes puntos de vista. Juárez, Villa, Zapata, Porfirio Díaz, Hidalgo, Morelos, ellos son tu historia y pueden ser los personajes de tus novelas. Acércate a ellos.