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ENSAYO SOBRE LA CULTURA

REGRESO A LA ESCUELA

JOSÉ LUIS HERRERA ARCE

¿Para qué educamos? Es una pregunta que se repite en el tiempo y en el espacio. Cito a Ortega y Gasset, español, en un artículo de hace cien años, "El espectador III".

"…El señor Zozaya defiende una pedagogía practicista del giro usado en la segunda mitad del siglo XIX. Don Quijote y Hamlet le estorban en la escuela porque " no capacitan, no preparan para la vida"…

Más adelante continúa: "Preparación para la vida significa, en la intención del señor Zozaya, aprendizaje de ciertas técnicas particulares que permitan ejercer con alguna preferencia determinadas funciones vitales. Si preguntamos a su artículo cuáles son esas funciones vitales cuya técnica es de máxima urgencia aprender, nos encontramos con que el señor Zozaya no se refiere a aquellas actividades esenciales de la conciencia humana que en todo tiempo y condición con unos u otros pretextos, ejecuta el hombre y que, por tanto, constituyen en nuestra especie el repertorio fundamental y perenne de la vida. El señor Zozaya propone que en la escuela se lean los periódicos con preferencia a toda literatura".

Más adelante: "La vida íntima personal y profunda se halla casi por entero excluida de él; el periódico hace sólo resaltar la vida social y aún de ésta pone en primer término lo más periférico: La política, la técnica, la economía".

Como ven, la humanidad trae perdida desde hace mucho tiempo, los fines de la educación. Los resultados están a la vista, y a pesar de eso, se insiste en seguir cometiendo los mismos errores. Manejamos la educación para satisfacer las necesidades de producción de una sociedad que ha convertido al hombre en una pieza que produce y cuyo valor se tasa en la acumulación de riqueza dirigida al consumo, por el consumo mismo, de productos chatarra.

La educación no es producir un conocimiento enciclopédico, que en México ni siquiera llegamos a eso. ¿De qué nos sirve conocer quién es Tlacaelel si no lo relacionamos con la importancia cultural que puede tener en nuestros días la civilización azteca? Los abogados se la pasan dos años en el estudio del Derecho Romano, sin saber latín y mucho menos la historia de Roma, y menos aún preocuparse en relacionar las leyes de este pueblo con sus resultados sociales o el porqué se dejaban gobernar por tanto loco.

La educación dicen que forma, la figura que se está produciendo en serie es la extensión de la máquina. Como producimos espíritus vacíos, la única manera en que piensan llenarse es en el consumo; o del lujo, para presumir que eres alguien o de la fuga, la forma moderna de huir de la realidad. Si el lujo y la fuga son un problema hoy en día, es que los valores inculcados en la educación están mal.

Uno de los productos que más éxito han tenido en nuestros tiempos son los teléfonos celulares. Este juguete con la que los modernos cerebros se divierten, aparte de comunicar, que eso ya lo hacía el teléfono, producen la fuga del entorno para remontarse a establecer contacto con realidades digitales. Se descubre un gran vacío de comunicación con sus semejantes, cara a cara.

El otro gran producto que nos tiene asolados es el de la droga. Su consumo produce seres dependientes a mundos fantásticos que se van acabando en lo físico y psíquico para volverse en un problema social por la agresión que provocan. La defensa de mercados se ha convertido en la cultura de la muerte y van minando la sociedad.

La vida buena la convertimos en la vida lujosa. El joven se cree adulto porque se emborracha o porque hace sexo sin ninguna responsabilidad. (dos cosas que no cuestan ningún trabajo). El llegar a ser es llegar a tener; la riqueza precede la existencia. Nos dejamos engañar por los intereses escondidos del imperio que se apoderan de las materias primas mundiales para crear a su alrededor esclavos consumidores de sus productos chatarra.

Para eso quiere la industria que eduquemos y la escuela se ha vendido a los intereses de la industria. Educamos para producir, no para ser; educamos para volvernos consumidores, no para ser. A los maestros lo que les interesa es tener, no enseñar. Vamos de mal en peor, la ciudad nos lo grita a diario.

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