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ENSAYO SOBRE LA CULTURA

LA PATRIA

JOSÉ LUIS HERRERA ARCE

En la escuela, nos hablaron de la patria y seguramente de los héroes. Dependiendo de quién nos hayan narrado aquellas historias, se nos quedó una idea sobre lo que era la patria y posiblemente no le movimos mucho porque comenzaban a surgir las contradicciones. Para principio de cuentas, ¿descendientes de quién somos, de los indígenas o de los españoles, y si de los indígenas, de los aztecas o de alguna de las tribus conquistadas por ellos? Ahuizotl no pudo conquistar a los tarascos, ¿nos alegra o nos entristece el hecho?, ¿o a lo mejor ni siquiera lo sabíamos? Como acaso desconocemos la existencia de Tlacaelel, la materia gris detrás del imperio en los tiempos de Itzcoatl y Moctezuma, primero aceptando nuestra mezcla de razas podríamos tildarnos, como Vasconcelos lo hace, de raza cósmica, o sea, mezcolanza de todas las razas que se expresan por nuestro espíritu.

De la parte española, estamos más que mezclados. Partiendo de las razas autóctonas de la península ibérica, si acaso las hay, las múltiples conquistas del territorio nos emparentaron con Cartago, Roma, los musulmanes, los judíos y los visigodos. No dude usted que la sangre gitana estará vibrando en los versos de García Lorca, en el cante hondo y en el flamenco.

Si lo anterior lo ha mareado, debemos de agregarle que La Conquista en realidad la ayudaron a hacer los tlaxcaltecas que a Saltillo llegaron, y una de sus calles tiene el nombre de un antepasado. Los españoles, a diferencia de los ingleses, se fusionaron con los indígenas, dando como resultado una nueva casta de donde ha surgido lo mexicano.

Aunque las clases populares fueron los ejércitos que lograron la Independencia, fueron los criollos quienes la encabezaron. Aquí también se nos hacen bolas los sucesos: ¿Por qué México festeja el inicio de las guerras de Independencia, y no, como en todas partes, donde la lógica impera, su conclusión? Es héroe quien la inició y antihéroe quien la concluyó. Iturbide cometió el pecado de traicionar a todos y de convertirse en emperador, siguiendo la costumbre impuesta por Napoleón Bonaparte desde Francia, aunque nunca llegó a tener la altura del corso.

Pero ya teníamos problemas desde antes, desde La Conquista con Cortés. Al pobre Marqués del Valle de Oaxaca lo hemos ninguneado, la parte indígena y la parte española, como lo habrá ninguneado Carlos V en su tiempo para que no le peleara mucho los derechos que creía tener sobre La Conquista. En ninguna parte del territorio nacional existe un monumento a su memoria, porque según dicen, nada tenemos que agradecerle.

Nuestros héroes (salvo excepciones) son los que mueren en el intento. Moctezuma, Cuitláhuac y Cuauhtémoc, como Hidalgo, Morelos y Guerrero, Villa y Zapata. Las excepciones fueron Juárez, Carranza y Lázaro Cárdenas. Nuestros antihéroes son los que concretaron la jugada: Cortés, Iturbide, Díaz.

Y eso que apenas hemos abierto la historia; nos falta referirnos al territorio, tan dispar, tan diferente el norte del sur, la costa del altiplano, la influencia directa de las razas indígenas que existen en Oaxaca o Michoacán, hacen un universo muy diferente a nuestra zona desértica donde no queda rastro de los laguneros o los irritilas. Lo más cercano que tenemos a la cultura indígena está en Durango o la Tarahumara. Aquí en la ciudad los vemos en los semáforos o afuera de las iglesias. Los vestigios de la grandeza antigua hay que irlas a buscar al centro o sur de la república.

Si nuestra curiosidad no nos ha movido, desconocemos toda la riqueza artesanal que nuestro pueblo aún produce: El barro negro de Oaxaca, el árbol de la vida del Estado de México, los Alebrijes del D.F., los metales, la madera, la paja, el barro de Michoacán, las guitarras de Paracho y la Marimba de Chiapas, el rebozo de bolitas de San Luis Potosí.

Y luego la comida, todos los moles que se producen en la República Mexicana, todos los chiles rellenos o no, las tortillas que no viven su mejor momento, las siete sopas, los platillos con todas las carnes y hasta les puedo asegurar que las paellas son mejores las de aquí que las de Valencia. El tequila se ha impuesto, el sotol va por buen camino, el pulque no se puede importar y quedan las frutas como las tunas, el aguacate, ¿verdura o fruta?; en fin, con todas nuestras deficiencias, disfrutemos el mes patrio.

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