El nacionalismo fue un concepto que nació a partir del siglo XIX producto de todas las revoluciones habidas en el mundo, desde la americana y la francesa, que relaciona a las personas de un lugar y tiempo determinados, que comparten una misma historia y participan de los mismos elementos culturales.
Subproducto de los nacionalismos fueron también los imperialismos del siglo XIX, que emulando la historia del siglo XVI de los países europeos, se repartían el mundo entre ellos con intereses comerciales y económicos que imponían a las colonias por beneficios personales de las grandes urbes. La guerra del opio en China fue una de las tantas consecuencias que estos nacionalismos trajeron.
En el siglo XX, se llega al extremo con Italia y Alemania que provocan la Segunda Guerra Mundial. Un nacionalismo sin control llega a tales extremos, caso similar son los gobiernos absolutistas de los países socialistas que despersonalizan a los ciudadanos en aras de un bien común que siempre está por lograrse.
Pero la palabra nacionalismo tiene diversas connotaciones y no precisamente todas se refieren a erigirse como un pueblo elegido o como la raza pura que debe imponerse a los demás hombres que se consideran bárbaros, conceptos ya muy manoseados en las cultura clásicas como Roma y Grecia, donde la gran nación eran ellos y los bárbaros los otros, quienes debían doblegarse.
Vamos a quedarnos con el concepto de nacionalismo como aquellos individuos que comparten un mismo espacio en un mismo tiempo y aplicar este concepto al caso de los mexicanos.
En el campo del espacio, nuestro territorio nacional, antes, era más extenso, desde Guatemala hasta California, Texas y tierras aledañas, las que se supone nos quitaron y más bien perdimos en una estúpida guerra. Pero además de esto, ese espacio no representó el área ocupada por las culturas que nos antecedieron. Los espacios ocupados por los aztecas y los mayas eran más pequeños, como lo fueron las anteriores culturas como la Olmeca, Teotihuacana, Mixteco-zapoteca y otras. Por lo tanto, en cuanto a territorio, ¿a partir de cuándo se consolidó el territorio nacional como lo conocimos en la Independencia? La respuesta es: a partir de la conquista española. Fueron los españoles los que le dieron dimensión al territorio nacional. Esta afirmación disgustará a muchos, mas es la realidad. Los conquistadores vinieron uno detrás de otros agregando terrenos a los ya existentes hasta que se conformaron los países tal y como los conocemos ahora.
Otro de los grandes dilemas: Aún hoy, personas cultas, afirman que "Los españoles nos vinieron conquistar". En la afirmación se supone que nuestra sangre es indígena y se puede probar, lo cual en el cerca del noventa por ciento de los mexicanos no es cierto. Los pueblos de cepa indígena son los que pueden afirmar esto y eso ya sería meternos en otros niveles de discusión. Lo que me interesa dejar en claro es que muchos de los que nos llamamos mexicanos, somos de sangre mezclada, al menos culturalmente, y tanto descendemos de españoles como de indígenas, más de los primeros que de los segundos. Si no aceptas tus raíces, ¿cómo podrás construir el orgullo nacional?
Por mi parte son descendientes de dos culturas que florecieron en su tiempo y que a lo largo de la historia fueron la mezcla de innumerables influencias. Todas las que tuvo la península ibérica y todas las que tuvo Mesoamérica. De la primera heredamos lo griego, latino, visigodo, musulmán, judío, entre otros; de los segundos, lo olmeca, teotihuacano, chichimeca, maya y azteca. Ya mezclado, recibimos influencia asiática y africana y de todas ellas nos surge lo nacional.
Soy producto de la conquista y descendiente de ella. Tanto conquistó el azteca, como el español, como el maya, como el teotihuacano. Huixilopoztli influyó para la grandeza del imperio Mexica, como el cristianismo en el español. En los dos, corrió la sangre y en los dos tenían preceptos morales y éticos que ya quisiéramos hoy en día. Como en todas las demás culturas, tenemos de qué estar orgullosos y de qué avergonzados. Lo nacional se construye partiendo de la verdad: te invito a conocer tu historia.
