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ENSAYO SOBRE LA CULTURA

LAS CIUDADES

JOSÉ LUIS HERRERA ARCE

Una idea es suficiente para darle vida a un lugar. Hay ciudades que han nacido de la nada y con el tiempo se han convertido en lugares imprescindibles para conocer o en puntos de referencia históricos o culturales. San Petersburgo nació de la nada, lo mismo que Brasilia. Bastó el deseo de un hombre o de un gobierno para que vinieran a la vida.

Con el tiempo, como si fuesen organismos vivos, las ciudades crecen, sus habitantes se reproducen, pero también pueden morir, pasar al olvido. Cuando aquello que les dio vida desaparece, ellas pueden volver al olvido, hacerse pequeñas o simplemente desaparecer, convertirse en una ciudad fantasma, si no se encuentran cosas que las mantengan con vida o en crecimiento.

En el caso de Guanajuato, el elemento que le dio la vida fue el mineral. Con el tiempo, esta actividad económica vino decayendo. Como la ciudad necesitaba seguir viviendo, de su vida universitaria surgió lo que la ha mantenido en actividad, que son los Cervantinos, dejándose empujar por el turismo que no le falta en todo el año. Además que la ciudad misma tiene mucha historia que contar.

Una hacienda destinada al tratamiento del mineral, que suponía las malas condiciones de vida para los peones que se dedicaban a ello, se convirtió en un lugar de jardines hecho para el disfrute de los turistas que gozan con el contacto con la naturaleza.

Así muchas ciudades, grandes y pequeñas, tienen que ir encontrando su quehacer diario que las mantenga con vida y que no les permita morir o pasar al olvido.

Hemos tenido la mala suerte de que nuestra ciudad se nos haya venido abajo. Dejamos de ser los que vencimos al desierto, la frase se ha convertido en un slogan, porque lo que no pudo hacer el desierto con nosotros lo hemos hecho los propios ciudadanos. Basta visitar el centro para que los ánimos se nos vengan al suelo. Ya hasta estamos olvidando de que ese centro lo fue de toda la región y de que antes sentíamos el orgullo de tenerlo, pasear por sus calles, visitar los comercios y presumir las múltiples historias familiares.

Nuestra ciudad fue de esas que nació de la nada, por la decisión de personas que decidieron construir una estación de ferrocarril que conectara dos rutas. Las tierras, desérticas, sirvieron para la siembra del algodón, posteriormente de la uva. Se cosechó sandía y melón, se plantaron nogales, y a pesar de que nuestra tierra no tiene agua para ello, se insiste actualmente en los forrajes.

Cuando el campo decayó, fue sustituido por la industria, que desde un principio ha tenido su presencia con Peñoles, después con la lechera, y muchas pequeñas, que pueblan nuestros parques y que al parecer han venido decayendo y hasta cerrando.

Para rematar, contamos con el comercio que gritó presente desde el inicio. De Lerdo emigró a nuestras calles y aquí se hizo grande. Tuvimos tiendas de abolengo en diversos ramos, ropa, ferretería, abarrotes. Algunas ya no existen y otras se hicieron nacionales.

Parecería que a nosotros nunca nos iba a faltar nada. Se han construido más de veinte universidades, estamos comunicados por todas partes; y sin embargo, nos hemos venido para abajo, no se producen los trabajos suficientes y los únicos negocios nuevos que se abren son los de conveniencia que se reparten cada vez más los mercados.

Nada le podemos ofrecer al turismo, la solución no es ésa. ¿Entonces? ¿De dónde ha de surgir la idea que detone el crecimiento? De cualquier parte. Lo estamos viendo, el Paseo Colón comenzó a ser sin que nadie se lo propusiera. Una calle se cierra con fines de esparcimiento y después se considera que es buen lugar para poner restaurantes y funciona. Con anterioridad, en terrenos baldíos se construyó un centro comercial que fue suficiente para provocar el crecimiento de esa área.

Una idea para darle nueva vida al centro. El Paseo Morelos puede ser. El problema es que la gente se una y en lugar de criticar, proponga. Cuando se quiso hacer un estacionamiento debajo de la plaza, hubo oposición y ahora esa sería una de las soluciones.

Es triste ver un sinnúmero de locales cerrados. Los herederos de quienes sí vencieron a este desierto deberíamos de mostrarnos avergonzados. La ciudad se nos ha ido de las manos y no somos capaces de producir ideas efectivas.

¿Qué ciudad le quieres heredar a tus hijos?

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