El crecimiento económico es una de las aspiraciones más anheladas por los gobiernos, empresas y sociedades en todo el mundo. En este contexto, el reporte de expectativas del World Economic Forum destaca que en 2015 la economía mundial podría tener un crecimiento que podría superar el 3%, esto como resultado de los esfuerzos productivos entre todas las naciones.
Sin embargo, el contexto internacional y de México con el que se inicia el año está caracterizado por los contrastes.
De acuerdo con datos del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, la economía de Estados Unidos se está recuperando y su PIB podría llegar al 3.1%, mientras que en Europa se experimentan algunas complicaciones derivadas de la crisis de años previos. Asimismo, en el caso de Japón, se considera que la economía está entrando en una recesión. En cambio, en China el PIB posiblemente llegaría al 7% dependiendo de la dinámica del mercado interno y el desempeño de sus exportadores y se estima que la India alcanzará un 6%. En la región de Latinoamérica Colombia, Panamá y Perú lograrían un crecimiento de sus economías por encima de 4% y en el caso de México se considera una meta arriba de 3%.
En estos contrastes también juega un rol relevante el mercado petrolero, el cual se está moviendo a la baja y del mismo modo genera expectativas encontradas. Por un lado, favorece las compras del hidrocarburo a precios cómodos (cerca de los 40 dólares por barril) pero también pone en aprietos a los exportadores que dependen económicamente del energético.
En este contexto se encuentran las expectativas de México, las cuales hoy atraviesan por la mesura y cautela. Al efectuar una valoración rápida sobre algunos indicadores relevantes de la economía del país, destaca que la vinculación con la economía de los EU favorece al sector exportador pero no es el mismo caso para el resto de nuestros socios comerciales. El efecto en la caída de los ingresos petroleros tendrá un impacto en las finanzas públicas del gobierno federal por lo que se requiere considerar alternativas apropiadas para enfrentar este reto.
Los reportes de competitividad 2014-2015 del Foro Económico Global de Davos colocan a la economía mexicana, por su desempeño, en la posición 61 entre más de 140 naciones, y como la cuarta en la región latinoamericana (después de Chile, Panamá, Costa Rica y Brasil). Sin duda alguna, los estándares podrían ser mejores, sin embargo, por las complicaciones que se plantean en la economía global algunos de los retos para impulsar a los sectores productivos con un mayor vigor requiere de seguir integrando a éstos en estrategias y dinámicas de internacionalización, de participar en las cadenas de valor agregado y mejoras en logística, entre otras. Asimismo es imperativo seguir procurando el fomento de todas las actividades productivas en las distintas regiones del país y mantener el combate a los grandes problemas nacionales.
Para enfrentar estos retos, el escenario interno es complejo. Es necesario revisar algunos indicadores clave fundamentales en las operaciones económicas de todos los actores nacionales para optimizar las estrategias de las empresas y la economía de las familias. Se requiere de recursos monetarios, confianza, seguridad y certidumbre para poder invertir, movilizar bienes y servicios, exportar, importar, anticipar compras, efectuar contratos, etcétera.
Debido a que la disponibilidad de capital es decisiva para mover la estructura productiva a gran escala, es importante destacar la depreciación que ha sufrido el peso mexicano, que de acuerdo con Banxico ahora se cotiza aproximadamente en $14.94 frente a la divisa estadounidense. Del mismo modo, se tiene la expectativa de que al cerrar 2015 la inflación el promedio estará por arriba de 3%. A pesar de estos datos se contempla como positivo el potencial de recursos que podrían atraerse del exterior por concepto de inversiones ya que podría superar a los 25 mil millones de dólares (mdd), esto último considerando un entorno favorable en la aplicación de las reformas efectuadas en 2014.
Superar estos retos y lograr crecimiento económico continuo requiere también de la mejora -en el corto plazo- de la seguridad, fortalecer el Estado de Derecho y el marco institucional. Para avanzar, debe trabajarse mucho en la imagen que se proyecta dentro y fuera del país.