Polémico y complicado es el tema
que nuevamente está en debate:
edad mínima en hombre y mujer
como requisito para el matrimonio.
Considerando la edad aparte,
nadie se asuste con el problema
como tampoco hay que temer:
que “matrimoño” sea el “demoño”.
Si las mujeres piden igualdad,
¿por qué señalar diferente edad
para la mujer y para el hombre?
que sea uniforme y a nadie asombre.
Se quiere saber si hay capacidad
para poder legalmente “matrimoniar”,
aplíquese en esto el verso popular,
muy crudo, pero muy receptivo.
Es la “sabia sabiduría” cultural,
dicha al contado y en efectivo,
a veces pícara, a veces visceral
que deja siempre enseñanza moral:
“ya está bueno el algodón,
ya tiene la semilla negra,
ya está bueno p´al tirón,
ya no se revienta l´hebra”.