ENTRADA.- Enrique Peña Nieto tiene todo lo necesario para resolver la problemática que sufre el país, sin embargo parecería que no es así. Tiene la plena legitimidad de su encargo como presidente de todos los mexicanos, toda vez que éste proviene de una votación en donde la los mexicanos decidieron que fuera su presidente. De esta manera, tiene la legitimidad para que se le avalen las acciones que realice dentro del marco constitucional.
SOPA.- Tiene todo el poder real que le dan las fuerzas e instituciones de seguridad nacional como son el Ejército, la Marina, la Policía Federal, la Gendarmería, la Procuraduría General de la República, el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen por sus siglas). Todas estas instituciones están bajo su mando y control. Esto quiere decir que sí cuenta con la fuerza del estado para hacer valer la ley en cualquier momento y circunstancia, pero parecería que no la tiene.
PLATO FUERTE.- Tiene además lo más importante: la razón lo asiste de manera incontrovertible para hacer frente a la anarquía, el delito, la impunidad y la corrupción, aunque parecería que no es así.
Tiene además lo más importante y más deseable a que aspiraría un gobernante: tiene la razón y la ley de su lado. Es más, tiene de su parte todas la leyes aprobadas para prevenir y perseguir a los delincuentes, atacar la impunidad, terminar con la corrupción y muy especialmente, tiene la obligación de hacer respetar la Constitución General de la República tal y como lo juró en la toma de posesión.
Tiene por otra parte, todos los recursos económicos y monetarios del estado mexicano para aplicarlos en el respeto de las leyes, lo que quiere decir que por dinero no queda.
Si todo esto es así, entonces díganme ustedes ¿que más podría pedir un gobernante para empezar a actuar? Esa es la gran pregunta que se hacen 120 millones de mexicanos asolados por el crimen, la impunidad y la corrupción instaurada por unos grupúsculos anarquistas que se atreven a retar el modo de vida y la paz de 120 millones de mexicanos.
¿Qué tiene paralizado al presidente y a sus más cercanos colaboradores para no actuar? El gobierno federal da la impresión de encontrarse inmovilizado; algunos piensan que hasta aterrorizado.
Aunque está claro que los mexicanos no quieren ni aceptarían un estado que actuara al margen de las leyes o violara garantías de los gobernados con arbitrarios actos de poder, lo que la sociedad mexicana sí quiere es que el estado simple y llanamente aplique la ley. Nadie puede estar por encima de ésta.
Confiamos en que el gobierno de Peña Nieto esté bien informado sobre quiénes son los personajes que a la sombra vienen manejando la anarquía en Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Tamaulipas (y si no lo sabe en verdad qué miedo), sin embargo, el estado mexicano se ha visto impotente para enfrentarlos, desenmascararlos, exhibirlos y ponerlos ante un juez para juzgarlos.
La verdad es que al día de hoy estos anarquistas parecen ser más poderosos que el mismo estado mexicano. Aunque la aplicación de la ley puede ser dura y hasta dolorosa para algunos y para la opinión publica que vive en la zona de confort así como para algunos medios que manejan este tema con parámetros más delgados, es impostergable la aplicación de la ley a los casos concretos.
En ello está la misma supervivencia del estado y de la organización política que nos hemos dado los mexicanos después de más de 200 años de luchas fratricidas. No estamos frente a un asunto menor como para inventar chistoretes, publicar caricaturas sangrientas, redactar artículos satíricos o de crítica ácida. Está en juego el mismo destino de país tal como lo conocieron nuestros abuelos y nuestros padres. Está en juego la paz de todos, la educación de los niños de los jóvenes, los negocios chicos o grandes, la paz para educar una familia. Nos están robando el futuro y estamos engendrando generaciones perdidas.
POSTRE.- De ahí que Peña Nieto debe, por ser su obligación, proceder a aplicar la ley con todas sus consecuencias si ustedes quieran, pero aplicarla. Debe asumir y pagar el costo político que esto implicaría y deberá hacerlo ya. Esa es la tarea que le deparó su destino cuando cumplió su ambición de ser presidente de México.
DIGESTIVO.- Ya lo sentenció Don Benito Juárez: "El respeto al derecho ajeno es la paz", de ahí que sin no se respetan los derechos de 120 millones de mexicanos, jamás tendremos paz.