ENTRADA.- El presidente Peña Nieto decidió meterse en un juego peligroso que racionalmente nunca debió aceptar. El presidente Peña Nieto cayó en la trama o celda que le prepararon sus enemigos. El presidente Peña Nieto por su pura y mera voluntad se sometió a un juicio o procedimiento público al que nadie le pidió se sometiera.
El presidente Peña Nieto se doblegó de manera voluntaria a las redes sociales, los medios y a los columnistas que lo han venido atacando desde el primer día que tomó posesión como presidente de todos los mexicanos.
Ante su propia incapacidad y la de sus asesores no ha podido contrarrestar las campañas de desprestigio organizadas por quienes fueron afectados por las reformas constitucionales del año pasado, promovidas por él, aprobadas por el Congreso de la Unión y con la participación de todos los partidos políticos.
SOPA.- Ahora resulta que el flamante secretario de la Función Pública nombrado por el propio presidente Peña Nieto, tendrá la ingrata tarea de investigar las adquisiciones de los inmuebles que compró Peña Nieto y su señora esposa, así como su relación con las empresa Higa y los Romero de quienes se dice disfrutaron además, de jugosos contratos de obras durante su administración como gobernador del Estado de México y también como presidente.
PLATO FUERTE.- Se olvidó el señor presidente de la república que el imaginario colectivo de la sociedad mexicana nunca jamás aceptará los resultados de esa investigación inmobiliaria, mucho menos, si ésta la practica un empleado de su propia administración como lo es el secretario de la Función Pública. Peña Nieto olvidó, que su secretario de la Función Pública jamás de los jamases resolvería esa investigación dictando un acuerdo en el sentido de que su jefe es responsable de haber caído en un conflicto de intereses, cosa que podría llegar hasta su impugnación como presidente ante el Congreso de la Unión y mandarlo a su casa en Toluca en compañía de su esposa, sino que hasta la misma cárcel.
De ahí que la investigación tendrá que ser absolutoria y si va a ser absolutoria, que caso tiene haberse sometido a un juicio político con el desgaste que esto implica. Además, nadie creerá el resultado de esa investigación, esto es, no se lograría nada efectivo o práctico para tranquilizar a la opinión pública. Las dudas quedarían flotando y el secretario de la Función Pública quedará como un inútil, con lo que la irritación social se acrecentaría.
Por lo que respecta a la otra problemática del país, como es el asesinato de los 43 normalistas, la oficina de Los Pinos tampoco ha podido manejar el asunto. Ahora resulta que los familiares de las víctimas se han podido trasladar hasta Suiza para plantear los derechos humanos violentados a las víctimas. Uno se preguntaría: ¿quién o quiénes están pagando los boletos de avión en euros hasta Europa; ¿quiénes los hoteles, los alimentos, el transportes etcétera? Como es posible que el gobierno federal siga tolerando en nombre de los normalistas asesinados por los pleitos entre los propios grupos criminales de los Rojos y los Guerreros Unidos las autopistas, quemando edificios, asaltando instalaciones de gobierno y estrangulando la economía de un estado de por sí tan pobre.
POSTRE.- Nada bueno saldrá de la investigación a que se sometió voluntariamente el presidente Peña Nieto, por el contrario, se está activando una peligrosa bomba de tiempo de consecuencias políticas inimaginables para el país. Pero lo más grave es que parece que ni el presidente ni sus asesores han podido identificar quién o quiénes están tras todos estos ataques y actos de anarquía, ni quiénes los financian o quiénes son los cerebros que los operan.
DIGESTIVO.- Si no sabe EPN quiénes son sus enemigos, en dónde se ocultan y cómo operan, estará derrotado de antemano.