"¿Acaso podrán reprimir a los judíos y a los cristianos sin tener que reprimir también, en una mañana cercana, a los musulmanes libres?"
Ikram Antaki
Me dicen que el Islam es una religión violenta. Siempre hay algún especialista en los medios que presenta un sura del Corán que demuestra la crueldad y violencia de esa religión: "Así que cuando hayan pasado los meses sagrados, matad a los idólatras, dondequiera que los encontréis. Y llevadlos cautivos y asesinadlos y acechadlos en cada recoveco" (9:5).
En 1983 estuve tres meses en Pakistán, traduciendo el Corán al español, y eran los musulmanes quienes me decían que el cristianismo es una religión violenta. También ofrecían citas de la Biblia o, para ser más precisos, del Antiguo Testamento: "Cuando te acerques a una ciudad para atacarla, primero le ofrecerás la paz. Si ella la acepta y te abre sus puertas, toda la población te pagará tributo y te servirá. Pero si rehúsa el ofrecimiento de paz y te opone resistencia, deberás sitiarla. Cuando el Señor, tu Dios, la ponga en tus manos, tú pasarás al filo de la espada a todos sus varones. En cuanto a las mujeres, los niños, el ganado y cualquier otra cosa que haya en la ciudad, podrás retenerlos como botín, y disfrutar de los despojos de los enemigos que el Señor, tu Dios, te entrega" (Deuteronomio 20:10-14).
Tanto la Biblia como el Corán son textos muy antiguos que reflejan una vida común en aquellos tiempos que hoy nos es extraña. Pedir tributo a una ciudad, y si no conquistarla y matar a todos sus varones, era frecuente, como lo era disfrutar de las mujeres y los niños como despojos. Hoy lo consideramos inaceptable, pero nadie ha eliminado este pasaje u otros similares de la Biblia.
Cristianos y musulmanes han ofrecido en la historia numerosos ejemplos de crueldad cometidos en nombre de Dios. Las cruzadas, que hoy tanto citan los musulmanes como muestra de agresividad cristiana, se distinguieron por las matanzas no sólo de musulmanes sino de cristianos orientales, que cometían el pecado de vestirse con indumentaria propia de las tierras en que vivían, lo cual a los cruzados les parecía prueba de su apostasía. Posteriormente los cristianos quemaron brujas e infieles y aplicaron la tortura como un instrumento habitual para obtener confesiones. Los musulmanes mostraron la misma crueldad cuando conquistaron tierras en las cuales daban a los conquistados la alternativa de conversión o muerte. Todavía algunos fundamentalistas islámicos consideran que tienen el derecho de matar a los infieles o de violar a las mujeres y niñas que no crean en el Dios verdadero. Espero que no hayamos olvidado ya la suerte de las niñas nigerianas secuestradas por Boko Haram.
Pero independientemente de lo que digan la Biblia o el Corán, textos que los fieles consideran como palabra de Dios, ni la violencia ni la crueldad ni la intolerancia son parte indispensable del cristianismo o del Islam. Muchos países cristianos viven hoy un tiempo de tolerancia hacia otras religiones y permiten la existencia de mezquitas en sus ciudades. En contraste en un tiempo, entre el 929 y el 1031, en que los cristianos no dudaban en ejecutar a quienes tuvieran una visión distinta de Dios, el califato de Córdoba en al-Ándalus, el actual sur de España, permitía la convivencia pacífica de musulmanes, cristianos y judíos. El trabajo de pensadores como el musulmán Averroes o el judío Maimónides sólo fue posible gracias a una tolerancia que la filósofa siria-mexicana, Ikram Antaki, describió como el espíritu de Córdoba.
No hay razón por la cual no podamos rescatar hoy el espíritu de Córdoba. Lo podemos hacer sin que nadie abandone su fe. Las partes de los libros sagrados que defienden la violencia deben entenderse como reliquias de un pasado obsoleto. Centremos la atención en los pasajes de tolerancia de la Biblia y del Corán.
FECHAS FUGACES
Sí tiene sentido pasar un feriado al lunes inmediato anterior, pero cuando cae en un viernes, como hoy el 20 de noviembre, ¿a quién se le ocurrió trasladar el festejo al lunes?
Twitter: @SergioSarmiento