Tragedia. Miles de migrantes continúan tocando la puerta de Europa.
El Gobierno alemán decidió ayer de forma inesperada restablecer temporalmente los controles en sus fronteras, desbordadas por la llegada de miles de refugiados desde Austria, y la República Checa anunció que reforzará la vigilancia de las suyas también con este país.
La medida de Alemania recibió el apoyo de Hungría porque, según su primer ministro, Viktor Orbán, es "necesaria" para proteger los "valores europeos" ante la llegada de refugiados de países como Siria, Irak y Afganistán.
Además, el Gobierno húngaro propuso ayer a la Comisión Europea que envíe una fuerza conjunta a Grecia para defender las fronteras de ese país "y así también las europeas", según el ministro de Exteriores, Péter Szijjártó.
La decisión alemana sobre los controles fronterizos fue anunciada en Berlín por el titular de Interior, Thomas de Maizière, antes de viajar hoy a Bruselas para reunirse con sus colegas europeos, a quienes instó a asumir su responsabilidad para distribuir a los solicitantes de asilo en todo el territorio comunitario.
De forma paralela, la circulación de trenes en ambos sentidos entre Austria y Alemania ha quedado interrumpida desde ayer por iniciativa germana desde las 17:00 hora local (15:00 GMT) hasta mañana a las 06:00 (04:00 GMT).
El cierre temporal de las fronteras, según De Mazière, es "urgente" por motivos de seguridad y necesario para frenar los flujos de solicitantes de asilo y volver a contar con un procedimiento ordenado en las zonas limítrofes.
El objetivo prioritario es la frontera con Austria, que han atravesado decenas de miles de refugiados desde que el pasado fin de semana Berlín y Viena decidieran dejarles vía libre ante la situación de emergencia.
Con este nuevo giro, Alemania deja en suspenso los acuerdos de Schengen que garantizan la libre circulación de personas en el territorio comunitario y la entrada en el país sólo podrá hacerse con la documentación reglamentaria.
De Maizière recordó que, según la legislación europea, su país no es responsable de la mayoría de solicitantes de asilo que llegan e instó a todos los socios a respetar el convenio de Dublín que, recordó, sigue en vigor.
Este establece que los peticionarios de asilo deben ser registrados en el primer país europeo al que llegan, encargado también de tramitar sus solicitudes.
Hasta que se produjo el anuncio se sucedían las críticas, veladas o directas, a la improvisación de la canciller alemana, Ángela Merkel, principalmente desde Baviera, el Estado federado fronterizo con Austria y el más afectado por los continuos flujos de llegadas.
Su primer ministro, Horst Seehofer, aliado de Merkel en el Gobierno de Berlín, había calificado de "error" la apertura de las fronteras y ahora no tardó en mostrar su total respaldo a los controles, "una señal importante para todo el mundo, y también en el interior, para Alemania".
Según cifras de las autoridades comarcales, desde finales de agosto la capital bávara, Múnich, ha acogido a 63,000 refugiados y sólo ayer llegaron a su estación central alrededor de 12,200.
Los bávaros acusaron a otros estados federados de falta de respaldo y ahora reclamaron que sea el Gobierno federal el que se encargue de redistribuir a los refugiados, al tiempo que instaron a Berlín a duplicar las transferencias financieras para la acogida.
También en la República Checa "la Policía refuerza sus controles en la frontera con Austria", informó el titular de Interior, Milan Chovanec, en la cadena CT24, tras la decisión alemana.
Añadió que las futuras medidas dependerán de cuántos refugiados comiencen a tomar una ruta alternativa por este país.
En Hungría, mientras tanto, el Ejército ha comenzado a patrullar los límites meridionales con Serbia ante la llegada récord de refugiados.
Éstos han acelerado el paso conscientes de que, a partir de mañana martes, entrarán en vigor leyes que castigan con penas de cárcel cruzar la frontera de forma ilegal.
Los médicos voluntarios que atienden a los miles de refugiados que entran por el paso fronterizo magiar de Röszke denuncian la nula ayuda estatal -incluso en casos graves como abortos- y alertan de que con la llegada del otoño la situación puede empeorar por las lluvias, al tiempo que aseguran que no hay agua corriente, ni condiciones mínimas básicas.
"La situación es bastante indigna. Así es como entra la gente en la Unión Europea", resume la situación Ana Lemos, del equipo de Médicos Sin Fronteras (MSM) en Röszke.
Unas vías de tren que comunican con Serbia guían a los refugiados hasta la frontera con Hungría, en la que se encuentra el denominado "punto de reunión", donde las autoridades congregan a los recién llegados para trasladarlos en autobuses a distintos campos.
Un mar de tiendas de campaña de tipo iglú y enormes restos de basura que desprenden un intenso olor a agrio son la bienvenida que reciben los refugiados de países en conflicto como Siria y Afganistán tras cruzar los Balcanes durante días.
Tanto los servicios sanitarios básicos, la recogida de basura como la entrega de comida y agua a los recién llegados corren a cargo de voluntarios y ONG, mientras que las autoridades húngaras se limitan al traslado de los refugiados.
Austria pide humanidad
El canciller austríaco, Werner Faymann, pidió ayer que los controles fronterizos restablecidos por Alemania ante la oleada de refugiados no se hagan a expensas de los solicitantes de asilo y se desarrollen de forma "humanitaria".
"Parto del punto de que la canciller alemana también lo ve así", indicó el jefe del Gobierno austríaco, quien mañana martes se reunirá en Berlín con Ángela Merkel para analizar el estado de la crisis de los refugiados, según la agencia APA.
En el encuentro también participarán los ministros de Interior de los dos países, la austríaca Johanna Mikl-Leitner y el alemán Thomas de Maiziere.
Faymann insistió ayer en la importancia de que los dos países mantengan la colaboración que han aplicado hasta ahora.
Durante más de una semana, los dos han practicado una política de fronteras abiertas que ha permitido a miles de refugiados de Oriente Medio llegar a Alemania cruzando Austria sin ningún tipo de control.
Según el canciller austríaco, pese al fin de esa política, Alemania sigue tomándose muy en serio el derecho de asilo.
"La gente será controlada en determinadas pruebas aleatorias.
Esto manda una señal a los traficantes de personas, pero no puede mermar el derecho de asilo", explicó el político socialdemócrata.
Además, indicó, servirá para no dar falsas esperanzas de acogida a quienes vienen de países considerados seguros y que, por tanto, no tienen derecho a solicitar asilo.
Con todo, pidió que la vuelta de los controles no provoque el caos ni un "atasco" demasiado grande.
Cientos y hasta miles de refugiados han entrado diariamente en Austria desde su frontera con Hungría y la mayoría han seguido luego camino hacia Alemania, el principal destino de la mayoría de los que huyen de la guerra o la pobreza en sus países.
Austria teme que el flujo de refugiados que entra en su territorio tenga ahora dificultades para seguir su viaje.
Por su parte, el vicecanciller austríaco, Reinhold Mitterlehner, que también viajará a Berlín, indicó que es preciso dejar claro que no es posible mantener un tránsito de refugiados ilimitado y sin estructura.