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Estadísticas y realidad económica

ROGELIO RAMÍREZ DE LA O

Algunas estadísticas y sus interpretaciones por varios analistas han indicado el inicio de un crecimiento más acelerado que el que hemos tenido hasta ahora, es decir 1.4 % en 2013 y 2.1 % en 2014, lo cual es cuando menos prematuro.

Un ejemplo está en la cifras de la inversión fija bruta en enero, las cuales mostraron un salto significativo. Otro fue el crecimiento de las ventas al menudeo de febrero.

La inversión saltó 7.9 % anualmente en enero y en ese solo mes 1.8 % sobre diciembre. Las ventas saltaron 5.6 % en febrero después de 4.7 % en enero. Si estas tasas se llegaran a mantener, justificarían el cambio de tendencia que se anuncia.

En especial los analistas de los bancos ven en estos datos coherencia con el mejoramiento de los resultados de operación de varias empresas de bienes de consumo listadas en la Bolsa. Lo anterior es cierto, pero sólo hasta este punto. No justifica la conclusión de que estamos frente a un auge de consumo, por el solo hecho de que éste ha estado muy débil desde 2013.

Precisamente la publicación esta semana de la cifra de inversión fija bruta para febrero vino a echar una primera cubeta de agua fría. La inversión en el segundo mes del año cayó 3.8 % sobre la cifra de enero y su comparación anual sólo quedó arriba en 1.3 %, tasa pobre y muy por debajo de la que se requeriría para que la economía crezca 3 % este año.

Los datos de las ventas y resultados de las empresas públicas en el sector de consumo son más complicados. Los aumentos anuales en enero y febrero de 2015 deben mucho a la caída tan pronunciada hace un año, por el impacto de los impuestos al consumo que trajo la reforma fiscal.

Como algunos de esos impuestos fueron especiales sobre producción y servicios que paga el productor y que traslada, no siempre de inmediato, al precio y por lo tanto al consumidor, las empresas públicas de consumo en 2014 mostraron impactos negativos en ventas, así como también en sus utilidades. La comparación con 2015 hace parecer las ventas y utilidades de este año como muy altas, pero esto es más que nada una comparación entre bases desiguales.

No quiere decir que el consumo no esté creciendo, pero su crecimiento sigue siendo muy modesto. Y esta realidad es muy distinta a la de un auge de consumo.

Por el contrario, el consumo agregado es la parte más débil de la cadena económica, a pesar de que muchos hogares han pospuesto su decisión de consumir. La realidad es que dicho agregado, equivalente a dos terceras partes del Producto Interno Bruto, carece de base que le dé impulso para comenzar a animar a los empresarios en este sector.

Una razón es que la nómina de los empleados de toda la economía ha caído durante dos años consecutivos (2013 y 2014), tomando en cuenta los rangos de salarios de los trabajadores que indican recibir ingresos y los niveles de estos ingresos. Un cálculo simple sugiere que la nómina pudo caer 0.3 % en 2013 y 2 % en términos reales en 2014.

En efecto, entre el último trimestre de 2012 y el mismo de 2014, los trabajadores que ganan hasta 3 salarios mínimos aumentaron en 1.5 millones, pero los que ganan más de 3 salarios mínimos cayeron en 846 mil. Las empresas aprovecharon la reforma laboral para sustituir empleo caro por empleo barato y muchos informales que ya trabajaban se hicieron formales con salarios bajos para aprovechar el seguro social. Esto no resulta en un aumento de la capacidad de consumo.

Sí habrá crecimiento, pero modesto, parecido al de 2014. Para que el consumo aumente mucho requeriría un nuevo ciclo de aumento agresivo del crédito bancario.

Correo: rograo@gmail.com

Analista económico

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