Apuestas. El director Hari Sama compite por el premio a Mejor Documental Mexicano en el FICM.
Una muestra de cómo el acto creativo puede ser un detonante para sanar una pérdida, es lo que ofrece el documental Sunka Raku. Alegría evanescente, de Hari Sama, el cual se disputa el premio a Mejor Documental Mexicano en la décimo tercera edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).
En entrevista, Sama, también director de cintas como El sueño de Lu y Despertar del polvo, reflexionó en torno a lo importante que es hoy en día que las personas encuentren salidas para su dolor.
"Creo que es importante encontrarle espacio a tu pérdida y ver de qué manera el dolor se puede convertir en un generador de cosas. No ponerle un atributo de malo o bueno, pero sí de qué manera puedo reutilizar eso a mi favor y encontrar un espacio donde pueda relacionarme conmigo mismo mejor", expresó a propósito del hilo conductor de su documental.
Sunka Raku. Alegría evanescente es un documental sobre la construcción minuciosa de unas casas de té japonesas en el Ajusco mexicano como pretexto para descubrir una mente que a primera vista podría parecer obsesiva y excéntrica.
"Yo me vuelvo alumno de Roberto (Behar) por una necesidad personal de encontrar un espacio que me sacará de un momento muy difícil de mi vida, que me brindará espacio. Entonces, voy entendiendo qué onda con estas casas de té, todo lo que implica", expuso.
El también vocalista de la banda de rock Euridice agregó que eso de entrada lo enloqueció, por lo que le pareció muy bueno hablar de ello, "de por qué alguien tiene la necesidad de meterse a hacer algo así de loco (...) y es que lleva toda una vida buscando la luz a través de este acto creativo".
Aunque sigue faltando público para el documental, Sama reconoció que en las dos funciones que ha tenido Sunka Raku. Alegría evanescente en el FICM, la gente sale contenta.
"Ha sido muy profundo ver cómo la gente recibe esta película. Les pasan cosas importantes y cuando entablamos las preguntas y respuestas, no parecen eso, sino más bien una especie de terapia. Algo muy bonito", compartió.
Retrata la pérdida de la inocencia
Un retrato del proceso de maduración de una niña y la forma en que empieza a asumir sus responsabilidades, es lo que ofrece la cinta La casa más grande del mundo, de Ana V. Bojórquez y Lucía Carreras, que compite por el título de Mejor Largometraje Mexicano, en la décimo tercera edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).
En rueda de prensa, luego de la proyección a medios, Bojórquez, guionista de la cinta, con Edgar Sajcabun, declaró que se trata de una “historia de la pérdida de inocencia, porque la protagonista es una niña que adquiere responsabilidades mayores cuando queda a cargo del patrimonio familiar”.
“Es un viaje al momento en el que enfrenta al mundo por primera vez y toma decisiones, asumiendo que pueden traer consecuencias”, agregó la cineasta guatemalteca, quien hace su debut como directora en esta coproducción entre México y Guatemala.