"Hacemos a México cada día… ¡AMOR A LA PATRIA!"
Recuerda… Septiembre, ¡mes de la Patria!
Eran los momentos más felices de mi vida, tenía tan sólo 15 años. Estudiaba la preparatoria en la Universidad de Yucatán, una época que guardo muy profundo en mi corazón. Mi vida era estudiar y el deporte, me encantaba la gimnasia olímpica y me apliqué porque era mi pasión y en ella descubrí la disciplina y el trabajo; producto de ello, fui campeón del estado, campeón del sureste y subcampeón nacional.
Pero eso lo aplicaba también en el estudio, pues fue ahí precisamente, en Mérida, donde encontré un gusto especial por el estudio. Para mí, hay dos lugares donde se respira la cultura y el amor a las raíces: Oaxaca, una de ellas, y Mérida, mi segunda cuna, donde encontré la amistad sincera de sus habitantes y mi primer amor. Los exámenes todos eran orales, a excepción de matemáticas, química y física. Los exámenes todos frente a cuatro sinodales y tú, demostrando cuanto te habías aplicado en la profundidad del conocimiento. Mi preparación fue ardua, dura, pero con mucho amor y dedicación.
Formaba parte de la escolta de la universidad, donde portaba con orgullo nuestra enseña patria en los desfiles que se celebraban en estas fechas por las calles de mi Blanca Mérida. Fue entonces cuando tuve que decidir qué estudiar. Me llamó siempre la atención ayudar a los demás, así que junto con mis amigos Pepe Rosas, Lulú de la Rosa y Aure Vázquez compañeros muy queridos de la prepa, nos decidimos por el bachillerato de biológicas. Ya estaba tomada la decisión, estudiaría medicina. Pero, ¿a dónde iría a estudiar? Me di a la tarea de investigar cuál universidad, cuál facultad era la mejor. Así fue como llegué a la referencia de la Escuela Médico Militar, la escuela con mayor nivel académico de América Latina.
Mis compañeros y amistades me decían cuando les comentaba que iría a la Médico Militar que "es muy difícil, casi imposible entrar ahí". Sin embargo, yo les decía: "No voy a ver si entro, voy a estudiar ahí", así, por esa pasión a mis convicciones, la preparación recibida en Mérida, la vocación por las armas de mi padre, e inspirado por mi tío Miguel Carrizales, que estudiaba en aquel entonces medicina, empezó mi aventura en la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea (UDEFA). Llegué a la Ciudad de México, donde mi tío Alfredo, hermano de mi padre, me orientó para hacer los trámites necesarios en la Escuela Médico Militar.
Me entregaron los requisitos, la papelería y la guía de estudio, en un ambiente mágico. Estaba la campaña presidencial (José López Portillo), era 1976, y mi tío Alfredo era coordinador de esa campaña. Había mil 200 aspirantes para entrar a la escuela, sólo 120 lugares. Empezaron la serie de exámenes, psicológicos, de aptitud, físicos, lanzarte de la plataforma de diez metros (de valor) y finalmente, el de conocimientos. Fue una experiencia única, en torno al amor a la patria y el servicio a los demás. Me había preparado muy bien en todos los sentidos.
Estaba en la explanada, en la gran explanada de mi querida alma mater, mi Escuela Médico Militar. Nombraban a cada aspirante de la lista de los ya aceptados, la emoción era enorme, ver cada compañero al escuchar su nombre y gritar ¡Yes! Pasaban corriendo a la que sería su casa por los próximos cinco años. La lista estaba conformada del lugar 120 al 1º. Gritaba el sargento: "Décimo lugar, aspirante Germán de la Cruz Carrizales", una emoción indescriptible, un cumulo de emociones se arremolinaban en mi pecho, y decía para mis adentros "¡Lo sabía, lo sabía!", y en ese instante, un amor inmenso por mi Patria brotaba en mi pecho. Hay muchos momentos que podría compartir con usted sobre el amor a la patria y mi vida de cadete y militar.
Uno de ellos, cuando hacía guardia, en la sala de banderas, donde se custodian, las banderas de las naciones de los becarios de la escuela y claro, los símbolos patrios. Los desfiles con el uniforme de gala, en la Ciudad de México o en Puebla para celebrar la batalla del 5 de Mayo. Los bailes y tardeadas como cadete, en fin… Las horas de trabajo en el Hospital Central Militar, y lo más importante, la pasión de poder servir a mi México querido a través de la carrera de las armas.
¿Y usted como ha sentido esa pasión por nuestra Patria? ¡Dios te bendice y te acoge!
Despertar…es
"La esperanza es algo bueno, tal vez lo mejor. Y lo bueno nunca muere. Estaré deseando que estas palabras te encuentren, y te encuentren bien".
Espero que estas palabras nos permitan sentirlas a la luz de nuestras familias, pues decía Jesús, "No me digas que me amas, dime cómo vives". "La familia que reza unida, permanece unida". INICIATIVA LAGUNA, un proyecto de valor y de valores para los laguneros y el mundo.
Estamos como siempre a sus órdenes en la dirección electrónica: despertar_es@live.com. Lo invito a visitar mi blog en donde encontrará más de 340 artículos de su interés: www.familia.blogsiglo.com
"QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR".