Familia y empoderamiento femenino
La lucha por la igualdad de oportunidades laborales no ha sido la tarea más titánica que las mujeres mexicanas han enfrentado; romper la visión tradicionalista que catalogaba al hombre con inteligencia o capacidades superiores y que lo hacían digno de ocupar espacios privilegiados en la sociedad, así como demostrar que no son el 'sexo débil' y que su condición natural no es la sumisión, ha sido lo más complicado en este país donde el culto a la figura masculina es ley. En pleno siglo XXI, ¿no es momento de que las cosas cambien?
México es un país donde las mujeres han tenido que ir remando contra corriente para romper estereotipos que se traducían en un conjunto de creencias sobre la feminidad y masculinidad, y que daban lugar a los roles de género y las formas 'correctas' de repartir las responsabilidades de las actividades en la vida cotidiana.
Hasta hace no mucho tiempo, en los hogares mexicanos imperaba el tradicionalismo en la educación de las hijas e hijos: las mujeres eran adoctrinadas para realizar labores domésticas, procrear y quedarse en casa al cuidando de los niños, mientras que el hombre crecía con la clara consigna de ser proveedor, de no mostrar rasgos de debilidad, tener el carácter fuerte para fungir como buen protector de una familia.
Ese esquema ha ido cambiando poco a poco. Cada vez son más la mujeres que acceden a la educación superior y que posteriormente se integran a la vida laboral. Según el estudio Mujeres y hombres en México 2014, elaborado por el INEGI, la proporción entre hombres y mujeres de entre 18 y 24 años que asiste a la escuela es muy similar, con 30.5 y 30.1 por ciento, respectivamente.
El análisis también muestra que del total de mujeres que se encontraban estudiando algún nivel superior en el ciclo 2012-2013, el 83.6 por ciento se concentraba en licenciaturas universitarias y tecnológicas, el 7.4 por ciento en posgrado, el 5.8 en normal licenciatura, y el 3.2 en un grado técnico superior. La distribución masculina era similar en el caso del grado licenciatura, aunque superaba la proporción femenina con un 86.2 por ciento, lo mismo se podía observar en el grado técnico superior, donde con 4.9 superaban a las mujeres. Sin embargo, en los niveles de posgrado y normal licenciatura, la población femenina tuvo una incursión más elevada que los varones; la diferencia fue de casi un punto porcentual en el primer caso y de 3.4 en el segundo.
En cuanto a ocupación, las mujeres profesionistas también han ido ganando terreno. Los datos correspondientes al primer trimestre de 2015 de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) indican que en México hay un total de 7.6 millones de profesionistas ocupados, de los cuales, el 44.5 por ciento son mujeres.
Si bien es cierto que las cifras son alentadoras, la verdad es que en términos de equidad de género aún queda mucho camino por recorrer
MUJER, MAMÁ Y PROFESIONISTA EXITOSA
México se encuentra en una etapa de transición política, económica, social, cultural y demográfica, esta transformación ha tomado fuerza en este último medio siglo de manera gradual debido a la inclusión de las mujeres al mundo profesional y laboral.
Las diferencias que existen entre los géneros masculino y femenino son de carácter biológico, no intelectuales, y la mujeres siguen rompiendo paradigmas demostrando que tienen las mismas capacidades para aspirar a ocupar puestos gerenciales o cargos de liderazgo público.
Sin embargo, la búsqueda del éxito profesional de la mujer trae consigo modificaciones a las formas de vida familiar y laboral tradicionalmente aceptadas. En este nuevo esquema, las mujeres ponen a prueba constantemente su capacidad de resistencia ya que se ven obligadas a organizar su tiempo para lograr sus objetivos personales y profesionales, simultáneamente: amamantar a sus hijos, cambiar pañales, revisar tareas, hacer de comer y desempeñar su rol laboral de la mejor manera.
Las mujeres se abren camino en el terreno profesional, sí, pero la sociedad no ha dejado de verlas como las responsables de las tareas del hogar. El hecho de que la mujer esté trabajando no significa que deje de ser ama de casa, de modo que sus actividades se multiplican porque al terminar su jornada, regresa a terminar los pendientes del hogar.
El porcentaje de inclusión de la mujer en el ámbito laboral no está equilibrado con el involucramiento del hombre en las actividades del hogar, la mujer se ha visto en total desigualdad en ese aspecto ya que no se ha avanzado mucho en términos de corresponsabilidad familiar.
DISTRIBUIR LAS CARGAS
Vencer los estereotipos sexistas es difícil para los hombres, ya que conlleva su involucramiento en trabajos domésticos, como la limpieza de la casa, la preparación de los alimentos y el cuidado de los hijos, cosas que anteriormente eran realizadas únicamente por la mujer y que cuando eran llevadas a cabo por un hombre provocaban que este fuera mal visto pues se le achacaba falta de virilidad.
Existen esfuerzos gubernamentales por promover la corresponsabilidad familiar. El Instituto Nacional de Desarrollo Social, por ejemplo, ha impulsado acciones, como capacitaciones, conferencias y foros de discusión, para que hombres y mujeres colaboren por igual en la realización de las tareas domésticas y de las labores del cuidado de hijos e hijas, adultos mayores, personas con capacidades diferentes o enfermas.
La situación ha ido cambiando, aunque a pasos lentos, gracias a que poco a poco se está adquiriendo mayor apertura mental y comprensión sobre el reparto de responsabilidades.
Es necesario que las parejas negocien la distribución equitativa de las responsabilidades en el hogar. Hay que recordar que uno de los pilares de cualquier relación es la comunicación clara, cordial y directa, de tal forma que siempre se deben manifestar las necesidades personales para buscar formas de satisfacerlas, establecer acuerdos y respetarlos; hablar sobre los horarios de trabajo, el esfuerzo físico y mental que requieren y el tiempo libre para repartir de forma equitativa y justa las actividades domésticas y el cuidado de los hijos en caso de tenerlos.
La construcción de una sociedad más justa es tarea de todos. En equipo se trabaja mejor, asumir la corresponsabilidad familiar beneficiará a cada uno de sus integrantes, asegurando mejor calidad del tiempo y espacios compartidos. Disfrutar la vida familiar con la tranquilidad de que hay igualdad de responsabilidades de las actividades que se realizan, generará sensaciones de bienestar y sentimientos mutuos de comprensión y felicidad. Las pequeñas acciones dentro del núcleo familiar, a su vez, tienen un impacto positivo en la sociedad.
HACIA LA CONCILIACIÓN
El desarrollo y asimilación de la corresponsabilidad familiar forma parte de un proceso de sensibilización social dirigido a la 'conciliación de la vida familiar y laboral', concepto que de modo general se puede definir como la participación equilibrada de hombres y mujeres en ambos aspectos de la vida sin que uno de ellos se vea afectado por el otro.
La conciliación de la vida laboral y familiar no es un tema prioritario para nuestro gobierno, pareciera incluso que estamos muy lejos de alcanzar acuerdos porque no se tiene la visión de que beneficiaría significativamente a ambas áreas de la vida.
Para alcanzar una mejor sociedad, más armónica, más productiva y que se sienta realizada a nivel personal y profesional, es importante no perder de vista que una persona antes de ser empleado, es un ser humano. Desde el punto de vista de la psicología, si una persona se siente contenta es más productiva, se enferma menos y tiene una actitud de mejora y crecimiento constante.
Un pequeño avance en nuestro país sobre este tema es el permiso de paternidad de un par de semanas después del nacimiento de los hijos. Recordemos que los primeros dos años de vida de un bebé pueden ser determinantes de su comportamiento en la vida adulta y necesita a sus padres cerca el mayor tiempo posible, desafortunadamente en la actualidad la mayoría de los bebés pasan sus primeras etapas en una guardería y cuando tienen contacto con sus padres, estos suelen sentirse exhaustos por haber cumplido su jornada laboral.
Como sociedad debemos buscar y exigir que se implementen y desarrollen acciones que concilie la vida familiar y laboral en nuestro país.
Twitter: @Marimar_Centeno