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Ferries mexicanos en el resurgimiento cubano

JULIO FAESLER

"Baja Ferries", empresa mexicana que desde hace años enlaza a Baja California con el continente y que, desde 2011, atiende la ruta entre República Dominicana y Puerto Rico, acaba de recibir autorización para realizar el servicio de pasajeros entre Miami y la Habana separados tan solo por 367 quilómetros.

Dicha naviera se coloca entre las primeras que estrenarán la nueva etapa política que acaba de abrirse entre los Estados Unidos y Cuba.

El significado de la apertura es inmenso, no sólo en términos de turismo sino en el campo de los negocios. A Cuba se dirigieron 2.8 millones de visitantes en 2012. En el primer trimestre de 2015, según datos oficiales, recibió un millón.

Desde diversos países están llegando a Cuba, en tropel, los que buscan reactivar relaciones económicas rotas desde hace 52 años o iniciar nuevas. Por nuestra parte, los vínculos nunca se han interrumpido, desde la negativa de México al bloqueo en 1962. En 1974, por ejemplo, inauguramos una gran feria comercial en La Habana. Varias empresas mexicanas han participado en el reacondicionamiento de hoteles cubanos.

Hoy día Cuba ofrece al turismo internacional 8,000 habitaciones. Sus 1,600 "paladares", pequeños restaurantes instalados en domicilios familiares, ofrecen deleites de cocina cubana al gourmet conocedor. Parte del encanto de los clásicos rincones y paisajes cubanos es su tradicional cortesía.

El flujo turístico de mexicanos hacia Cuba sin duda crecerá. 15 millones de mexicanos salieron al extranjero en 2013 de los que 82,000 visitaron Cuba. En 2014 superaron en 127 % a los del año anterior.

Aunque es patente la desproporción que existe entre las vastas instalaciones turísticas de México que atraen a más de 23 millones de visitantes al año y la actual modestia de las cubanas, es también evidente que las geografía está en su favor éstas cuando se trata de competir en el campo de atraer turismo norteamericano e incluso el europeo. Hay mucho trecho que andar. No sólo es tarea de la Secretaría de Turismo sino de la iniciativa privada.

Hay que prevenir que los atractivos que Cuba presenta nos rebasen, no sólo en materia de turismo sino en oportunidades para negocios e intercambios técnicos y profesionales. Si no estamos alertas nos pueden pasar de largo sólo las aprovecharán los norteamericanos, los europeos y los asiáticos.

Es el momento de apretar el paso y crear sociedades mixtas cubano-mexicanas en lo agrícola, lo industrial y en servicios. Ya estamos presenciando la marejada de visitantes de todo tipo y dimensión, empresarios e inversionistas en servicios financieros y de comunicaciones que están apuntándose en las agendas de los funcionarios cubanos más importantes. Andrew Cuomo, gobernador de Nueva York estuvo en Cuba y conversó con el primer vicepresidente de Cuba, Miguel Díaz Canel, el segundo en autoridad después de los Castro, y con el Ministro de Comercio e Inversiones, Rodrigo Mamierca Díaz, sobre negocios concretos. Actualmente la ministra de finanzas cubana participa en el Foro Mundial de Cancún.

El nuevo giro que, desde el Congreso del Partido Comunista de abril de 2011, está tomando Raúl Castro en los asuntos internos suavizando reglamentos, autorizando compras de artículos domésticos, automóviles, bienes raíces, o animando a los agricultores a vender sus productos directamente a los hoteles, se complementa con nuevas estrategias al exterior.

Los cambios que se están dando desde la VII Cumbre de Panamá con el encuentro entre los presidentes Castro y Obama, subrayan la preeminencia del factor político en todos los ámbitos del quehacer humano.

Pero la realidad económica es dura. Cuba está en quiebra. Importa productos por 13,700 millones de dólares y sólo vende al exterior mercancías por 6,200 millones. La diferencia se cubre con servicios. El país depende del petróleo venezolano barato que paga con servicios profesionales como los médicos y educadores que trabajan en Venezuela. Las reservas monetarias son de 4,900 millones de dólares, muy por debajo de las obligaciones externas de 23,000 millones. La condonación de la vieja deuda cubana con el Banco Nacional de Comercio Exterior no agota el tema. Esa institución está diseñada para financiar nuestras exportaciones.

Si bien Cuba puede extender significativamente su industria turística, no debe regresar a depender de ella como antes de 1959. Otras soluciones están por explorarse. Hay perspectivas en los cultivos exportables a nuevos mercados o en los minerales estratégicos.

Los empresarios mexicanos deben aportar su experiencia e inversiones en actividades donde ambos pueden ganar. La imaginación y capacidad se han probado en múltiples ocasiones, incluso ahora en que una empresa mexicana aporta una muy oportuna naviera. México quiere extender sus redes económicas a todo el mundo. Cuba puede resultar un excelente y pujante socio.

juliofelipefaesler@yahoo.com

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