Fondos de inversión flexibles

Mucho se habla sobre el fomento a la cultura del ahorro en la sociedad mexicana, sin embargo, ya hay quienes buscan dar un paso más adelante en cuanto a finanzas personales se refiere y comienzan a buscar la forma de que el dinero ahorrado trabaje para ellos. ¿De qué forma? Invirtiendo.

Situados en este panorama, los futuros inversionistas se encuentran ante una amplia, y en algunas ocasiones, ininteligible gama de opciones para incrementar su dinero. En este caso se hablará específicamente de una de las alternativas: los fondos de inversión flexible, esto con el objetivo de favorecer un entendimiento general.

Tal vez al escuchar la palabra “inversión” vienen a la mente grandes cantidades de dinero, nombres de empresas importantes, cotizaciones, bolsas de valores y una lista de cosas que parecen inaccesibles para una persona que no es experta en la materia y que a pesar de contar con cierto capital, este no es suficientemente grande para acceder a este tipo de instrumentos que ofrecen un mayor beneficio frente a los instrumentos de inversión comunes.

Ese es precisamente el origen de los fondos o sociedades de inversión, cuyo objetivo es reunir el capital de pequeños y medianos inversionistas de manera que estos puedan acceder a instrumentos financieros para los cuales se requieren grandes montos de inversión inicial.

Lo que se busca en un fondo de inversión es distribuir el dinero invertido en diferentes tipos de instrumentos financieros, a diferentes plazos y niveles de riesgo para obtener el rendimiento pactado con los diversos clientes. Dentro de un mismo fondo puede haber clientes con diferentes tipos de perfiles; se puede hallar, por ejemplo, a un perfil conservador que prefiera obtener un rendimiento bajo pero garantizado y en ese caso se compran en su mayoría productos de renta fija; o bien, podemos encontrar a un cliente con perfil agresivo que prefiera arriesgarse a obtener rendimientos superiores pero a un riesgo igual de elevado en el que pude incluso disminuir su inversión inicial.

A la manera en que los clientes dividen su dinero se le llama cartera de inversión, y muchas veces las instituciones especializadas ya cuentan con carteras predefinidas, por lo que no es necesario que el cliente sea un experto, sino que más bien establezca el objetivo y el plazo que le interesa.

GANAR A TODA COSTA

De entre los diversos tipos de fondos de inversión que hay disponibles, en los últimos años han ido ganando popularidad entre los inversionistas los llamados ‘fondos de inversión flexibles’. Hasta hace algunos años, este tipo de fondos eran prácticamente desconocidos para la gran mayoría del público ya que no eran comercializados por las grandes instituciones bancarias sino por profesionales independientes de 'talento' previamente comprobado.

La principal característica que llama la atención de estos instrumentos es la capacidad que tienen para cambiar rápidamente de estrategia según las particularidades instantáneas del mercado, lo que genera que se obtengan siempre los mejores resultados frente a los que se obtendrían con los fondos de inversión convencional, los cuales muchas veces están obligados a respetar una serie de rangos al construir su cartera de inversión.

En otras palabras, un fondo de inversión flexible es aquel que tiene como cometido buscar retornos (ganancias) en donde sea que estos estén sin discriminar clases de activos pero con el objetivo de construir una cartera duradera y con capacidad de diversificación.

Estos tentadores rendimientos se deben principalmente a la capacidad que tiene el gestor de analizar la tendencia del mercado y de mover el dinero de los clientes en la dirección correcta para que sus clientes siempre obtengan los mejores beneficios disponibles en el mercado. En un principio, estos ases de las inversiones no estaban dentro de las posibilidades del público en general, pero desde hace pocos años, y gracias a la popularidad que ganaron estos fondos debido a la rentabilidad lograda, algunas instituciones bancarias buscaron la forma de ofrecer fondos de inversión flexibles a sus clientes, ya fuera asociándose con alguno de estos gestores independientes o bien contratando a sus propios gestores calificados.

Aunque hay algunas instituciones que intentan ofrecer este servicio aún no se ha 'bancalizado' y no ofrecen, en algunos casos, los mismos resultados que los gestores especializadas debido a que fungen como intermediarios, sin embargo cada vez se podrá ver un mayor alcance en un público menos especializado, lo que a su vez ayudará a cerrar la pequeña brecha que exista entre adquirirlo en una institución bancaria o en una gestora especializada.

ARMA DE DOBLE FILO

Gracias a la flexibilidad que ofrecen este tipo de fondos y su mecanismo de operación, se puede decir que sus ventajas son casi sus desventajas, ya que al ser operados por una persona o un grupo pequeño de personas enfrentan un mayor riesgo, en caso de que el gestor principal decida cambiarse de gestora o crear la suya propia, naturalmente los clientes si irán con él porque no se les puede garantizar que el siguiente vaya a obtener el mismo tipo de resultados, provocando así pérdidas a la gestora inicial.

Ya se han dado casos importantes en los que el gestor ‘estrella’ decide cambiar de rumbo. Entre los casos más sonados se encuentran los de Bill Gross (pérdidas de 23 mil 500 millones en un mes); Nicholas Valeski (decidió abrir su propia gestora) y Cristóbal Thomas de Carranza (ocasionó que los clientes pidieran en reembolso la mayoría de los fondos), quienes provocaron importantes pérdidas a sus gestoras y favorecieron a la de su nuevo destino. El riesgo que normalmente tienen los fondos tradicionales debido a las variaciones de mercado en los fondos flexibles pasan a ser del gestor.

Debido a estos importantes giros que han ocurrido, hay quienes advierten que es mejor mantener una estrategia de gestión planificada por un equipo de inversión consolidado que involucre gestores, analistas y asesores que demuestren resultados consistentes en diferentes situaciones del mercado, y no depender a un nivel tan importante del ‘buen ojo’ de alguien que al retirarse podría provocar inclusive el cierre del fondo, o que pese a su talento no tome las decisiones con suficiente análisis.

ANTES DE INVERTIR

Algunas de la consideraciones que se deben de tener presentes al momento de invertir en fondos flexibles son: establecer un perfil de riesgo que de verdad nos represente y nos ayude a logar el objetivo que buscamos al invertir y no sólo establecer nuestro perfil en relación a los retornos que nos gustaría obtener; contemplar los plazos en los que se ofrecen las garantías, ya que si se llegará a retirar el dinero antes de este plazo pudiera inclusive tener pérdidas; prever la existencia de ‘ventanas de liquidez’, que son los días en los que se pueden hacer retiros parciales o totales de la inversión; informarse sobre el sesgo de la cartera en el que suelen diversificarse las inversiones; asegurarse de que su flexibilidad sea demostrada basándose en la rapidez con la que reaccionan al cubrir el mercado, que la persona o el equipo encargado de administrar el fondo cuente con la suficiente pericia para lograr los resultados que se pactan en el contrato.

En conclusión, los fondos de inversión flexibles han comprobado tener rendimientos muy por encima en comparación con los tradicionales, se conocen también sus principales debilidades y se espera que en la medida que se popularice su comercialización, esta se pueda ver acompañada de la debida regularización que se requiere para que al momento de involucrar a más parte de la población no exista el riesgo de provocar desequilibrios económicos graves.

En México, los bancos que ya ofrecen este instrumento de inversión (aunque como intermediarios) son: Santander, que ofrece la posibilidad de contratar con un peso, pero con pago de rendimientos a partir de los 70 mil pesos; y HSBC, donde las posibilidades de contratar están abiertas para inversores que cuentan con un montos de 10 mil pesos, con pago de rendimientos a partir de los 500 mil pesos.