El último de los estalinistas
A destiempo, muy a destiempo nos hemos enterado de la muerte de José Florencio León Hernández.
El camarada Lencho León o el Indio, como también se le conoció, nació en Atlixco, Puebla, en el mes de enero de 1934. Fue hijo de padre y madre indígenas de la etnia xicalanca cuya lengua es el náhuatl. Su padre se incorporó siendo muy joven al Ejército Libertador del Sur al lado de Rubén Jaramillo cuyas tropas estaban al mando directo de Emiliano Zapata.
Con esos antecedentes Lencho León fue desde niño formado como rebelde. Mi padre –relataba– “Recibió las órdenes de Jaramillo de esconder las armas luego del asesinato de Zapata”. Los veteranos zapatistas quisieron tomarlas de nuevo 40 años después conducidos por Rubén Jaramillo. Empero, Jaramillo junto con su esposa en avanzado estado de embarazo y sus hijos fueron asesinados en Xochicalco por órdenes del Gobierno de López Mateos.
Recuerdo, –comentaba el Indio– que mi papá me llevó de la mano a la escuela cuando tenía siete años, el profesor que nos recibió era miembro del Partido Comunista Mexicano (PCM) y no se me olvida que le dijo:
–Ahí te dejo a Lencho, no dudes en corregirlo.
Y enseguida le dio una vara de membrillo.
–Ten para que la uses cuantas veces sea necesaria.
A La Laguna llegó Lencho a fines de la década de los años 50 –cuenta que era perseguido político en Atlixco y sus alrededores. Vino con Arturo Orona, dirigente de la Unión de Sociedades Ejidales y del Partido Comunista, luego de un Congreso del PCM celebrado en la Ciudad de México.
Recién llegado, residió en el ejido la Loma como asesor del grupo de don Isaac Torres. Más tarde inició un peregrinaje que lo llevó a vivir en varias comunidades ejidales de la región: Benito Juárez, del municipio de Matamoros; Vega Larga y Gabino Vázquez, del municipio de San Pedro; El Roble y La Zorra, de Tlahualilo, y en Virginias del municipio de Francisco I. Madero.
El camarada Lencho recibió una formación política e ideológica de tipo estalinista, era autoritario e inflexible, lo que lo hacía ser un hombre de firmes convicciones doctrinarias. En los años 60 se involucró en el movimiento contra la agresión norteamericana a Vietnam, en la década siguiente dedicó sus esfuerzos a la formación de comités agrarios de solicitantes de tierras y de grupos solidarios ejidales para la obtención de créditos del Banrural. A principios de los 80, tuvo la oportunidad de viajar por 10 meses a la ex URSS, donde recibió un curso de formación política para trabajar en la organización de sindicatos agrícolas y grupos de campesinos. Tuvo tiempo para que la Revolución Mexicana a la que cuestionaba acremente también le hiciera justicia. Fue regidor en Francisco I. Madero en los años 90 y trabajó durante varios años en el almacén de la Conasupo del ejido Virginias.
Enfermó de diabetes, enfermedad a la que no le puso mayor cuidado, con el tiempo le amputaron la pierna derecha y enseguida perdió completamente la vista. En esas lamentables condiciones falleció prácticamente solo en abril pasado; pero mantuvo hasta el último momento su convicción indeclinable de militante comunista. Con él muere, a los 81 años de edad, el último de los estalinistas en La Laguna.
Blas Escobedo Hernández,
Comarca Lagunera.