2015, México, entre la esperanza y el pesimismo
Llega un nuevo año, y como siempre, lo esperamos con el anhelo de que sea mejor que el anterior, en este caso, el anhelo ha sido más fuerte por las diferentes circunstancias políticas, económicas y sociales con que cedió la estafeta el 2014 a este 2015, yo, como la gran mayoría de los mexicanos he elevado mis oraciones pidiendo un mejor futuro a nuestro país, un país más justo para la mayoría y no sólo unos cuantos, un país de oportunidades para todos.
Pero de oportunidades verdaderas de desarrollo para indígenas, jóvenes, adultos mayores, personas con discapacidad, y cualquier persona sin etiquetas, un país en donde nuestros políticos no se enriquezcan descaradamente ni usen como siempre a los más vulnerables como voto duro con dádivas que no salen de su bolsillo sino del de todos los que pagamos nuestros impuestos, un país en donde podamos volver a andar con libertad y con tranquilidad, pero sin retenes ni patrullajes militares que nos hacen sentir protegidos, pero bajo un estado de sitio.
Quiero un país en donde en lugar de mendigos o pedigüeños en cada esquina, se observen personas caminar con la frente en alto orgullosos y orgullosas de vivir una vida digna y sin preocupaciones por su sustento diario, un país donde todos los ancianos vivan la última etapa de su vida sin zozobra económica y en donde todos los niños y niñas sólo disfruten con alegría de la maravillosa infancia sin peligros de ningún tipo.
Como cada año, nuestra clase política nacional, estatal y municipal se desvive en discursos asegurándonos que ahora sí... ¡Éste será un gran año para México! ¡Éste es el año del despegue de Coahuila o de Durango! ahora sí... ¡Ya le llegó la hora a La Laguna!...
¿Cuántos años hemos escuchado sus palabras huecas? Cada año trato de armarme de un optimismo a toda prueba, de creer... no en ellos sino en mis propios sueños, pero ya son décadas en las que los mexicanos no hemos visto ninguna época de bonanza ni de progreso sostenido para esta pobre patria mexicana, mientras otros países, de América y el resto del mundo avanzan y logran niveles considerables de bienestar para la mayoría de su población...
México, con toda la riqueza y condiciones inigualables para el progreso, sigue sumido en la mediocridad y observando el enriquecimiento sexenio tras sexenio de unos cuantos a costa de la gran mayoría, ojalá ese cambio de rumbo llegue al fin, y llegue pronto, porque a pesar de despensas, tinacos y televisiones digitales, no sé por cuanto tiempo México pueda aguantar malos gobiernos (de los partidos que sean) por otros años más... este 2015 yo sigo orando por ese cambio y sobre todo... por que sea de forma pacífica.
Gerardo Vázquez González,
Gómez Palacio, Durango.
