El sentir y el pensar de una prostituta
Lejos, lejos de casa no tengo a nadie que me acompañe a ver la mañana ni que me dé la inyección a tiempo antes que se me pudra el corazón.
Es que definitivamente no sé de dónde salí yo tan sentimental, tan apegada a todo lo no se puede tocar y pensar que creía que mi caudal emocional estaba bajo mínimo, pero no.
Aquí estoy, mirando el techo y pensando. Leyendo por enésima vez, y sin prestar demasiada atención un bendito contrato de compra que no acabo de firmar.
Mientras me alegra más un vestido perfecto hecho a mi imagen y semejanza bello, aunque tal vez soy yo la única que lo vea perfecto.
Como me parecen mis uñas mordidas, mis ojeras a causa del desfase del reloj biológico, y de mi hiperactivo cerebro.
Pensar demasiado, no puede ser nada bueno. Sentir tanto, no lo sé. El prejuicio puede ser un veneno mortal para una sociedad. Para vivir se necesita poco para morir nada.
Nadie tiene tan poco que no tenga nada para dar. Aprendí a no juzgar a nadie, pues no todos tienen la misma capacidad de razonar y de ver las mismas cosas que nosotros.
Nunca es tarde para volver a empezar; lo más bonito que existe en un ser humano es la capacidad de pensar.
Reconocer, perdonar y recomenzar yo llamo a esto resurrección.
He aprendido y conocido el sentido de la palabra resurrección.
En este camino he muerto y he resucitado más de un millón de veces.
Muchas veces me creí indigna de hablar con Dios por ejercer la prostitución, sentía vergüenza de dirigirme a Él.
Mil veces le pedí perdón, mil veces le agradecí su protección, más de mil veces me arrodillé delante de Él y bajé mi cabeza.
No soy un ángel, soy apenas una mujer. Una prostituta es sólo un cuerpo sin rostro.
Alberto Lara Noriega,
Torreón, Coahuila.
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Con fecha 9 de enero pasado envié una nueva carta al gerente general del Servicio Municipal de Aguas y Saneamiento de Torreón (Simas), Sr. Lic. Xavier Alaín Herrera Arrollo, rogándole me enviara completa la información que le solicité los pasados 25 de noviembre y 10 de diciembre respecto al contenido de sales y en especial del contenido de arsénico de los diferentes pozos que surten a la ciudad de Torreón.
Dichas solicitudes las he formulado haciendo uso del Derecho de Petición que me otorga el Art. 8vo. Constitucional y conforme lo indica dicho artículo.
Como aún no he tenido respuesta de este asunto de salud tan importante para los torreonenses, lo hago del conocimiento de ustedes ya que el ocultamiento de dicha información es contraria tanto a los propósitos de transparencia del actual gobierno y desde luego es una rotunda negación al propio lema de Simas: “Hagámoslo juntos, hagámoslo bien”.
Héctor Astorga,
Torreón, Coahuila.