Carta a cualquier policía que lo pueda leer
Querido amigo: Te llamo amigo porque entiendo que una vez que te quitas tu ropa de trabajo eres como mi vecino: un novio enamorado, un padre atento a la salud y educación de sus hijos y un hijo amoroso.
Por eso te pido que reflexionemos juntos. Como tú ya sabrás probablemente, ese grupúsculo de personas que actúan descontroladamente en las calles, centros de baile, conduciendo son unos pocos, no son el grueso de la gente. ¿Estás seguro de que el Poder no suelta los perros para tener excusas y privarnos a continuación de nuestros derechos? Es lo que pensamos muchas de las personas que tenemos la lengua y los dedos gastados de tanto manifestarnos. Continuaré diciéndote que las personas que nos manifestamos también estamos defendiendo tus derechos, no somos el enemigo.
¿Consideras tu enemigo a un estudiante, sentado en el suelo a la joven que va con su hijo en el coche porque le quiere enseñar desde bien pequeño que hay que preocuparse de la sociedad? ¿Esos novios que sueñan con poderse ir a vivir un día juntos? ¿Los abuelos que, cogidos de la mano, no quieren que desaparezcan los beneficios por los que lucharon? ¿El trabajador despedido que sabe que no volverá a encontrar trabajo? ¿La madre que está manteniendo hijos y nietos porque no hay trabajo? ¿El joven que se compró un carro, motocicleta, bicicleta cuando tenía trabajo y que ahora no lo puede pagar porque lo han despedido? ¿Esos son “el enemigo”?
Esas son las personas que conforman el grueso de las sociedad. ¿No te parece desproporcionadas las actuaciones que en muy seguidas ocasiones ejecutas sobre estas personas? Querido amigo, nosotros no queremos violencia, queremos respeto. No, no vamos con la violencia. Todavía resuenan en nuestros oídos los relatos de nuestros abuelos o padres sobre la terrible guerra civil. Y no queremos otra.
Much@s viendo que estamos viviendo en un sistema que no funciona, muy injusto, basado en el despilfarro y la corrupción queremos una revolución. Pero una revolución pacífica. Una revolución de pequeños actos que, en su conjunto, cambien al Estado de Coahuila y sus Municipios como a nuestro bien querido y amado Torreón.
¿Has valorado en algún momento que el cambio pacífico está en tus manos? Porque el Poder puede mandar lo que quiera, pero si ustedes no respetan y claro se hacen respetar. ¿Te imaginas una situación de enfrentamientos con la ciudadanía en este sentido? ¿Qué pasaría? Nada... ¿o sí? Pasaría que el Poder, tendría que echar marcha atrás. Ya que esto es una crisis artificial, creada por la erótica del poder. Sé que estás hecho de la misma materia que yo cuerpo, alma y espíritu también sé que tienes sentimientos. Piensa en todo este escrito. Estoy seguro de que tus padres, esposa e hijos valorarán mucho ese esfuerzo que te estoy pidiendo. ¡No me pegues, no me agredas, no me robes, yo no soy tu enemigo!
Alberto Lara Noriega,
Coahuilense nacido y criado en Torreón.
