¿Ambiente familiar?
Padres de familia y abuelos se enfrentan hoy a lo que se la ha dado a llamar la descomposición del tejido social, ése que, a decir de los expertos nace desde el hogar y se entreteje con el resto del medio ambiente de toda sociedad.
En su construcción, indudablemente, participan las familias como primeras responsables de encauzar durante los primeros años al menor en hábitos y actividades propias de su edad que le permitan fortalecer su desarrollo armónico y social con los demás.
Los fines de semana y en la búsqueda de fortalecer los lazos familiares acudimos con los hijos o nietos a eventos que se suponen familiares en los que buscamos en primer lugar divertirnos y luego deshacernos de las tensiones de la semana. Ahí empiezan los problemas que trastornan el proyecto del bien educar a los tuyos cuando todavía se puede, cuando todavía son menores.
Llegas al estadio, te ubicas, salen los jugadores, se anuncian las alineaciones, empieza el partido y al primer error, a tu alrededor, empiezan las mentadas de madre y toda clase de insultos a los jugadores contrarios que tu hijo, pensando que es parte del espectáculo, no entenderá.
Él, que va contigo, oye cada vez que el portero saca el balón el clasico “......eeeeeee.....uto” que incorpora a su breve léxico y además aprende que esa forma es un insulto.
Por otro lado, si vas a la lucha libre, todavía no empieza la primera caída y lo mismo, una serie de vocablos ofensivos que, los adultos, aún cuando ven menores a su alrededor, no lo evitan.
Los periódicos amarillistas exhiben sus fotos de sangre en los puestos de periódicos sin faltar la mona con poca ropa.
Los noticieros ponderando el crimen en sus notas y hasta hay caricaturas que incitan a la violencia y a la discriminación.
Todos, de alguna forma, hemos desgarrado ese tejido social que hoy se pretende, por decreto, reconstruir.
El Estado, la escuela, la iglesia, la familias hemos fallado, ahora solo recibimos un poco de lo que no advertimos o no quisimos evitar.
Reconstruir este tejido, éste hilacho, diría mi abuela, que queda del tejido tardará muchos años, tal vez, ésta nueva generación de mexicanos ya se fue por la borda, habrá qué trabajar en una nueva.
Experiencias de vida relatan que quienes tuvieron a bien de tener padres responsables llegaron a una meta sólida de valores. Algunos no tuvieron a ambos pero hubo un guía que los tuvo a su cargo hasta que los impulsó a ser hombres y mujeres de bien.
Por eso cuando preguntan que si la educación en México está mal, cabría responder con otra pregunta, ¿la educación o el sistema educativo nacional?. La primera es en el hogar, la que se mama, la segunda les toca a los demás que se incluyen para que esto sea posible.
La pobreza no riñe con la buena educación, hay ricos que son un lastre para el país y que estudiaron hasta en Harvard y son unos patanes. El hábito no hace al monje ni muchos títulos harán un buen profesionista.
El que yo me aprenda de memoria un instructivo para saber nadar no va a evitar que me ahogue apenas entre a la alberca.
Por ello, las familias tienen que hacer hoy su mejor inversión y su mejor esfuerzo para orientar, apoyar y bien educar a los hijos, de ello depende si queremos tener en el futuro una vida más tranquila o una de sobresaltos y temores.
Miguel Gerardo Rivera
Gómez Palacio, Dgo.