La maternidad de alquiler
La maternidad de alquiler, más conocida como vientres de alquiler no constituye ningún progreso ni avance social. Por el contrario, es una nueva forma de explotación de la mujer y tráfico de personas que convierte a los niños en productos comerciales. Supone una flagrante violación de la dignidad tanto de la madre, como del niño. Se intenta presentar a los vientres de alquiler, la maternidad subrogada, como una forma más de reproducción asistida, como un tratamiento altruista, para paliar la infertilidad y ayudar a las esposos que no pueden tener hijos dándoles la oportunidad de poder realizar el sueño de ser padres.
Pero la realidad es bien distinta. Pueden llegar a ser 6 adultos los que reclamen la paternidad de cada bebé nacido de un vientre de alquiler: la madre genética o biológica (donante de óvulos), la madre gestante (el vientre de alquiler), la mujer que ha encargado el bebé, el padre genético (el donante de esperma), el marido de la madre gestante ( que tiene la presunción de paternidad), y el hombre que ha encargado el bebé.
Todo ello, aparte de ser fuente de más que probables conflictos jurídicos, impide al niño conocer su origen e identidad tal y como establecen los artículos 7 y 8 de la Convención sobre los Derechos del Niño.
Por otra parte, los contratos de subrogación son, sin duda una manera de explotación de la mujer que vende o alquila su cuerpo por dinero, o por algún tipo de compensación. Los Estados que admiten expresamente la gestación subrogada en su ordenamiento jurídico son Estados Unidos, México, Rusia, Ucrania, Georgia y Kazajistán.
Clemente Ferrer,
Madrid, España.
¿Cómo es posible?
Cómo es posible que las banquetas de muchas arterias de la ciudad sigan cerradas con autos chatarras estacionados, o montones de material para construcción, con carros hamburgueseros, etcétera, sin que las autoridades hagan algo al respecto, y quienes finalmente sufren las consecuencias son las personas que se ven obligados a caminar por el pavimento arriesgando la vida al ser blanco de los automovilistas cafres que manejan principalmente los fines de semana en estado de ebriedad a velocidades exageradas, para lo cual se necesita también la intervención de las autoridades viales y de las policías.
Volviendo a las banquetas cabe señalar que además no existe uniformidad ya que unas están altas otras bajas siendo imposible que caminen principalmente personas mayores de edad y niños, recuerdo que la administración pasada se tomaron medidas de las mismas dizque porque el municipio iba a construirlas para corregir estos problemas ya que cada quien las hace como quiere, sin embargo sólo quedó en cintazos ya que nunca se ha hecho nada, inclusive a los propietarios de las fincas se les dijo la cantidad a pagar de acuerdo al tamaño de banqueta, entonces se siguen padeciendo los problemas de ocupación de estos espacios públicos que en todos los sectores de la ciudad están obstruidos.
Lo que pasa es que muchas gente cree quizá que les pertenece y no es así. Ojalá se haga algo al respecto como bien se ha hecho en otros aspectos sociales.
Julio Velázquez Esquivel,
Ciudadano de Torreón.