La humanidad en México
Se dice que equivocarse es de humanos, es cierto, es nuestra naturaleza, pero también el humano es el único animal que tropieza dos veces (o más) con la misma piedra. Aun cuando nosotros no deberíamos tener errores, sino experiencias, que es cuando un error deja de ser eso, “un error” para convertirse en un aprendizaje y no volver a tener la misma equivocación. Parece ser que en México somos extremadamente humanos.
Tenemos un sr. presidente nacional (EPN) humano y tiene derecho a equivocarse, a lo que no tiene derecho es a no reconocer sus errores y negarse a aprender de ellos, a no soportar la crítica y exigencias de sus patrones, que somos muchos, a gastar nuestro dinero en viajes (con comitiva e invitados en masa), ropas caras, casas millonarias, a decidir que el destino sea un contratista favorito de él mismo y que no nos molestemos, a no ver resultados en la economía y nuestra seguridad por voltear para otro lado para no ver o no querer ver lo que pasa, a relegar su responsabilidad en secretarios ineficientes a los que les “ha perdonado lo imperdonable”, porque como humano perdona a sus amigos, pero como jefe o patrón debería ver por su trabajo, por el bienestar de millones de mexicanos a los cuales gobierna y están bajo su responsabilidad. Que dependemos de sus decisiones, que a todos nos afectan sus errores, pero no se ha detenido y volteado hacia atrás para aprender, para no volver a lo mismo, al error.
Tenemos gobernadores, alcaldes, diputados y senadores todos humanos, débiles por el poder y sobre todo el dinero, con las mismas mañas, con la misma escuela y no pudiéramos terminar tal vez el listado de personas que hacen las cosas así en todos los niveles del gobierno y aun los mexicanos como buenos humanos tenemos fe en que no todos sean iguales, en que por lo menos unos cuantos hagan o intenten hacer las cosas bien.
Y es que es así, ellos no lo ven, así se ha dicho siempre, a todo aquel que no tenga un puesto público, cualquiera que éste sea, vive en el “error”, creo yo que estamos mal, todos ellos viven en el error, en el peor de todos, en no aprender, es seguir empeñados en lo mismo, malas decisiones, malos manejos, robos millonarios, abuso de poder, impunidad, corrupción a manos llenas al igual que el dinero que reciben. Inmersos en su mundo de dioses, en su esfera de no pasa nada, en su Olimpo separados del resto de los humanos, el pueblo. Pero sin la gente, sin el pueblo no hay dios, estamos llegando al hartazgo de no creer en nada ni en nadie. Tal vez así deje de existir nuestra clase política.
Y es que también somos humanos y cometemos errores, lo peor de todo es que tampoco entendemos, seguimos vendiéndonos por una despensa, una torta, una tarjeta, útiles escolares o lo que sea o somos obligados bajo amenazas, amedrentados, porque no somos inmortales y nacimos con otra característica de la humanidad, el miedo. El miedo a perder nuestra integridad, nuestra seguridad, nuestro empleo, nuestra paz y tranquilidad. ¿Por qué? Porque nuestro gobierno corrupto no nos brinda lo más básico que debe darnos, un estado de derecho, justicia, la cual en nuestro país no es ciega, es ausente. Porque no confiamos en quien nos debería cuidar, no confiamos en la policía, no confiamos en los políticos que los manejan, simplemente no confiamos y tenemos miedo.
J. Hernán Zárate González,
Matamoros, Coahuila.