Sino puede perdonar, olvida
Es buen tiempo para empezar Cuando yo me divorcié, una de las razones que daba a mi ex-pareja precisamente para evitar llegar a ese penoso final era sencilla: si no puedes perdonar, olvida; y si no puedes olvidar, perdona. En cualquier caso, era dable -como lo fue- que hubiese ella optado por el camino que fuera, estaba escrito que desafortunadamente era todo lo que aquél matrimonio podía dar. Si el acta se firmó, fue para tener paz mental. Viene a cuento lo anterior por la promesa de la semana pasada en cuanto a que iba yo a poner aquí mi opinión acerca de lo que han de hacer occidentales y árabes para llegar a la paz, así, sin adjetivos. Si se quiere que en quinientos o mil años más los habitantes del futuro de ambos... ¿bandos? hayan olvidado todo por cuanto su antepasados estaban peleando, deben empezar por pedirse perdón ya, y empezar a olvidar. Es tan claro y sencillo como a la vez nebuloso y difícil. Porque los hombres somos ambiciosos, territoriales, jerárquicos... y no olvidamos fácilmente. Llamen ustedes como gusten a las partes: americanos, europeos, judíos, “amantes de la libertad” -por cuanto toca a los primeros- y árabes, palestinos, islámicos, mahometanos, respecto a los segundos. Si después de por lo menos dos mil más quince años de historia (o más si nos remontamos a la edad de piedra, de hierro, etc) el hombre pasó por todo cuanto conocemos: viajes de exploración, luchas entre reinos, descubrimientos portentosos, guerras coloniales, revolución industrial, tráfico de esclavos, etc... es menester tener conciencia de ello y -sobre todo las potencias occidentales y en especial los Estados Unidos- pedir perdón al resto del mundo. Tras ese perdón debe ir la aceptación de que el pasado fue como lo conocemos y no lo podemos cambiar, y la promesa de que en el futuro cada nación y cada pueblo se habrá de contentar con el pedazo de mundo y mar que le tocó, el que la historia le dejó. Y no ambicionar el territorio, los recursos, el derecho de los otros pueblos. Sólo así, cuando esto ocurra, generación tras generación irá olvidando el mal pasado. Y entonces en el año 3000 otro mundo habrá. Estamos a casi 915 años de distancia, es buen tiempo para empezar. Todo cuanto se haga hoy para “acabar con el terrorismo” es esfuerzo vano, mientras no haya un punto de partida de borrón y cuenta nueva.
La pregunta es si occidentales -y no precisamente los líderes políticos, sino el pueblo en sí- y árabes -lo mismo les aplica a ellos- están dispuestos. Porque los mercaderes y señores de la guerra, probablemente NO lo estén. Porque la guerra es un negocio. Si vemos y oímos declaraciones de que “se hará justicia”, de que “los ataques deben ser coordinados”, de que “Je suis Paris”, de que “Alá es el más grande”, de que “sigue Washington” etc... no tendremos jamás una solución, ni paz. Y el hecho de sangre o bombazo del oprimido en la tierra del poderoso será ahora allá o acá, en donde sea, y el bombardeo de respuesta allá o más allá... Y no, no habrá paz...
Lic. Octavio Guerrero Martínez
Terregal
