La impugnación que hace el Partido Acción Nacional, respecto a los resultados del Distrito Seis con cabecera en la ciudad de Torreón, en las elecciones del pasado siete de junio, encuentra su fundamento en la existencia de un fraude estructural que tiene varias vertientes.
La más notable y aparatosa de ellas consiste en el escandaloso gasto de campaña hecho por el candidato de la coalición PRI-Verde para comprar el voto de los más pobres, que ha sido alegado como causa esencial de la impugnación, lo que por sí solo es suficiente para que la elección sea anulada.
Sin embargo existen otras formas de fraude electoral menos notables, pero más perniciosas, como lo es la manipulación de los votos en el seno mismo de algunas casillas, que tiene su origen en el control que ejerce el Gobierno de Moreira sobre el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Coahuila IEPEC, en favor del PRI y su aliado orgánico el Partido Verde.
La violencia que desde hace años azota a nuestra ciudad y que hasta la fecha continúa como fenómeno de menor impacto mediático, pero tan destructiva y criminal como siempre, genera polígonos urbanos peligrosos identificados como focos rojos, pero en lugar de que la autoridad resuelva el problema de inseguridad, la situación es aprovechada por los operadores electorales del moreirato.
Los altos índices de violencia ocasionan entre otras consecuencias, la negativa de los ciudadanos a participar como representantes de los partidos de oposición en las casillas electorales ubicadas en zonas críticas afectadas por la inseguridad, que de esta suerte quedan en manos del sistema priista.
Esta falta de vigilancia permite que votos falsos favorables al PRI sean inyectados en las urnas, mediante un fraude quirúrgico difícil de detectar y más difícil aún de probar. Lo anterior genera en la práctica resultados aritméticos amañados ante los cuales, son ineficaces los procedimientos de evaluación a base de muestreo con instrumentos de estadística que en condiciones normales son aceptados en todo el mundo, como es el caso del conteo rápido y las encuestas a boca de urna.
Algunos comentarios de prensa aseguran que el equipo de Jorge Zermeño incurrió en un fiasco al hacer creer a su candidato que había ganado la elección en base al resultado de un conteo rápido, pero lo cierto es que algo similar ocurrió en la elección municipal del año 2013, en la que el candidato panista Jesús de León fue considerado vencedor aun por medios de comunicación nacionales, hasta que cerca de la diez de la noche aparecieron los resultados de veinte casillas de la colonia Zaragoza Sur, en las que por decirlo de algún modo vota el noventa por ciento de los electores y todos en favor del PRI.
El éxito de este fraude selectivamente consumado, decide el resultado del cómputo de la elección en virtud del gran abstencionismo y consecuente poca afluencia de votantes, lo que en el caso del Distrito Seis hizo posible que el candidato del PRI Verde recibiera constancia de mayoría con 56,765 votos, que implican el 18 % del padrón total de ese Distrito, determinado en 307,847 electores potenciales. Lo expuesto implica que la integración de nuestro Ayuntamiento y nuestra representación en la Cámara de Diputados al Congreso de la Unión, están siendo decididos por votos cuestionables, obtenidos en los polígonos más violentos de nuestra ciudad.
Esta situación anómala hace de la pobreza y la inseguridad un caldo de cultivo que permite que el PRI siga ganando elecciones, a pesar de que cada vez recibe menos votos.
Desde luego que la aberración que es objeto de comentario tiene remedio, pero para ello es necesario que partidos y candidatos de oposición sean capaces de generar un gran entusiasmo cívico que a la vez se traduzca en una votación masiva que sobrepase el sesenta por ciento del padrón, para que en virtud de lo nutrido de la participación, el voto libre de los ciudadanos se imponga sobre el fraude. El escenario positivo referido es posible y está al alcance de los ciudadanos de Torreón, de Coahuila y de todo México, como lo demuestra lo ocurrido en las pasadas elecciones, en los Estados de Querétaro y Nuevo León.