La fuga de "El Chapo" Guzmán fue posible por una larga cadena de corrupción y un Estado que, en muchos niveles de Gobierno, está subordinado al crimen organizado, asegura el especialista Luis Astorga.
"Lo capturaron sin disparar un solo tiro y él se escapó igual: sin disparar un solo tiro. Se usó mucha inteligencia para su detención; él usó la contrainteligencia", señala el académico del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
Según Astorga, la fuga es responsabilidad directa e inmediata de la Secretaría de Gobernación -responsable de administrar el penal de máxima seguridad del Altiplano-, pero también es una consecuencia de la ausencia de una estrategia de Estado en materia de seguridad.
Una de las principales fallas, advierte, es haber supuesto que con la detención de una sola persona se estaba acabando con el poder del Cártel de Sinaloa.
"Es bastante ingenuo, es no pensar cómo está estructurada esa organización y cómo se delega la autoridad en caso de que un líder visible no esté libre. Con esta fuga espectacular se demuestra que Joaquín Guzmán no había perdido la capacidad para operar, ni el dinero que ha acumulado, ni los apoyos, ni la fidelidad de la gente de su organización", comenta.
Astorga vuelve al momento de la detención de El Chapo -22 de febrero de 2014- y recuerda cómo la administración de Enrique Peña Nieto anunció que había invertido mucho dinero para su búsqueda y detención, que había sido un trabajo de inteligencia de varios meses, y de colaboración con Estados Unidos.
Lo mismo hizo el capo: invirtió mucho dinero para fugarse, le dedicó tiempo y usó la contrainteligencia, los contactos y el poder intacto de su organización.
Astorga hace una pregunta para ponderar los niveles de corrupción evidenciados con la fuga: ¿de dónde sacaron los cómplices de "El Chapo" los planos del Penal del Altiplano, como para construir un túnel de 1.5 kilómetros desde afuera que llega exactamente a las regaderas donde él se bañaba?
"Una obra de ingeniería de esta naturaleza no se hace con tres pesos, implica mucho tiempo, mucha paciencia, mucho dinero, mucha corrupción. Seguramente la cadena es muy larga. Y solamente podemos hipotetizar hasta dónde llega.
"Los planos de la prisión no están en Internet, son datos que no están al alcance de cualquier persona; habría que ver cuántas personas han tenido acceso a esa información para ir elaborando la pista de los posibles sospechosos de colaborar con la fuga", señala.
Astorga prevé que, tras la fuga de Guzmán Loera vengan los ajustes de cuentas, no sólo con los criminales de grupos rivales, o con quienes lo hayan traicionado en su propia organización, sino con personajes de la larga cadena de corrupción que implica la operación del Cártel de Sinaloa.