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YAMIL DARWICH

El futbol profesional de México se ha transformado en una gran herramienta político-social que es utilizada por líderes interesados en el control de la información y hasta en la manera de pensar de las personas. Es el medio ideal, en nuestra cultura nacional, para distraernos en tanto logran propósitos o esconden hechos que no favorecen imágenes o simpatías y sí nos perjudican en mucho.

Hoy en día, la gran mayoría de los mexicanos estamos pendientes de los partidos de futbol soccer televisados y de los múltiples programas transmitidos por los medios de comunicación, particularmente la televisión, que dedican muchas horas al tema. Desde luego que la comercialización de ese tiempo está presente y a un alto costo.

Ya decían los romanos antiguos que "al pueblo hay que darle pan y circo" y ese principio sigue estando vigente, quizá ahora más que nunca, al considerar el bombardeo permanente recibido a través de revistas especializadas, secciones de periódicos escritos, programas de radio, televisión y portales diversos de la Internet; nos tienen distraídos -algunos dirían enajenados- haciéndonos dejar de lado otros eventos de la vida nacional que son de verdadera trascendencia y que nos afectan profundamente.

Fue un gran revuelo a nivel nacional la liguilla de futbol; para muchos, la ocupación principal de todos esos días fue informarse, comentar y hasta apostar por su favorito para ser el ganador de la liga.

Para tales eventos debieron de prepararse de muy diferentes maneras, desde citarse con los amigos en bares, hasta organizar reuniones familiares para sentarse, comiendo, bebiendo y discutiendo para disfrutar de los partidos televisados, de los que, aprovechando el viaje, las televisoras nos prepararon programas previos con resúmenes, análisis y pronósticos de ganadores. Por cierto, en el transcurso de los mismos, los "vivillos" hacen rifas que les generan ganancias enormes y extraordinarias, ¿verdad?

En tanto, los graves sucesos de Iguala o los asesinatos del Estado de México, dejaron de ser atendidos con la misma intensidad y no pocos de nosotros tardamos en percibir la triste imagen que nos crearon de México y los mexicanos en el exterior. Injusto para Usted y la gran mayoría que trabajan denodada y honradamente para subsistir, el que nos señalen como bárbaros salvajes.

La final entre América y Tigres fue todo un evento en el que se repitieron los preparativos y atenciones del partido y mientras nos mantenían entretenidos el petróleo sufrió la más espectacular caída de precios de los últimos tiempos, agravando nuestra deteriorada economía y deteriorando al devaluado peso mexicano. Hasta la fecha no se ha estabilizado y el costo de las gasolinas subió nuevamente.

Tampoco le prestamos la misma atención a las acusaciones del manipuleo del resultado del partido, en donde comentaristas especializados acusaron de fraude a los dueños de "las Águilas" y árbitros.

Resulta muy interesante observar que la nota fue debilitada por el apabullante monopolio de la comunicación, escondiendo las acusaciones y demeritando comentarios negativos minoritarios a través de sus "jilgueros adiestrados". Ellos saben que "si no haces lo que ordeno, te vas como Mohamed".

A nivel local, la "reestructuración" del Santos Laguna ha llamado la atención y provocado la curiosidad, interés, discusión y apuestas del proceso y sus resultados.

La llamada renovación sirvió para eliminar a estorbosos líderes y bajar la nómina que aún es abultada: ahora los jóvenes estarán dispuestos a luchar por calificar a otra liguilla, sabedores que de por medio está su futuro económico y la venta gananciosa.

No cabe duda que su presidente ha dado muestra de alta habilidad empresarial y administrativa y también que es el final responsable del éxito económico y futbolístico del club.

Lo no suficientemente percibido es la disminución de la calidad de sus jugadores y baja de la nómina, objetivo importante; mucho menos resaltado el donativo de 80 millones de pesos -de la forma que Usted quiera- de una administración municipal de Torreón, que sin consultar a su ciudadanía o al menos pulsar su sentir, lo autorizó sin considerar que el estado financiero de Torreón está a punto de la bancarrota.

Y ahí vamos de nuevo, esperanzados, preocupados, temerosos, deseosos o ilusionados en tener un equipo que nos represente dignamente en el torneo que recién inicia, con altas expectativas, atentos a si gana o pierde, a su posición en la tabla de clasificación y dejando de lado la grave inseguridad, el incremento de abusos de autoridad y hasta la administración inadecuada en nuestras ciudades laguneras.

Bienvenido Santos Laguna, al que debemos reconocerle la promoción que hace de la región y el entretenimiento que nos entrega, pero no permitamos que con la estrategia de comunicación y mercadotecnia nos distraigan de nuestra realidad regional, contra la que debemos luchar, porque recuerde que es verdad que "cada quién tiene el gobierno que merece", ¿Qué opina?

ydarwich@ual.mx

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