Por cuestiones de salud que no vienen a cuento, fui a parar de nuevo, al Sanatorio Español. Recibí, como siempre, una buena atención de parte del personal médico y enfermeras. Los doctores Palacios, Bazzoni, Guerrero y Siller, se portaron más que como profesionales, como amigos, que son.
Me impresionó la cantidad de personas que se preocuparon por mi salud y siguieron de cerca mi recuperación. Comenzando por Claudia, que no se separó un minuto de mi lado y me cuidó con amor y esmero; y continuando por la familia que constantemente se daban vueltas para estar al pendiente. Además desde luego, están amigos tan entrañables como Pancho e Íñigo y hasta otros que hace tiempo no veo, como Luis Bartheneuf se hicieron presentes de distintas formas, todo lo cual agradezco profundamente.
Mención especial me merece la carta que me hizo llegar la señora Teresa Castañeda Reyes, cuyos conceptos inmerecidos sobre estas colaboraciones, me llenan de orgullo y satisfacción.
También los amigos lejanos se hicieron presentes de distintas formas. Y hasta hice compromiso con mi amigo Salvador Hernández Velez, de ir un fin de semana a Viesca para recordar los años de la infancia y visitar la casa de la abuela, hoy convertida de Casa de la Cultura.
Este acontecimiento me colocó como al principio de la vida. Tuve de nuevo que aprender a comer, y caminar. La cama atrofia mucho y hay que empezar casi desde cero, pero con ayuda y empeño todo se puede lograr.
Y es que fueron más de dos meses de internamiento e inactividad y volver a la rutina cuesta trabajo.
Alimentado por vía gástrica, soñaba con comida. Un machacado de con "el cuate" o un pescado con angulas de "La Patata", eran mi aspiración. Aún no lo cumplo, pero espero poder hacerlo la semana que viene.
Las oraciones de tantas personas ayudaron sin duda a mi recuperación. Y hasta los padres Jorge Silva y José Natividad Fuentes, pidieron por mí en sus misas. Todo ayuda y anima a salir adelante. Aún tengo cosas por hacer y las voy a lograr con el favor de Dios.
Por cierto que, estando hospitalizado, Jorge Silva me hizo esta pregunta: ¿Cómo se enfrenta una enfermedad de éstas?
Creo que con conciencia, paciencia y determinación. Conciencia de que está uno enfermo y el cuerpo te reclama atención. El cuerpo te manda avisos preventivos y si no los atiendes, llega un momento en que te tumba para que entiendas. Entonces, a mi juicio, la primera cosa es la aceptación de la condición en la que uno se encuentra.
La segunda, es la aceptación de lo que se debe hacer para curarse. ¿Cuál es el tratamiento a seguir y tener paciencia para llevarlo al cabo, porque cuando se tocan extremos, no son tratamientos de un día para otro, llevan tiempo y hay que ser muy paciente.
Y determinación para atender las indicaciones del médico, que es lo que a mí más me cuesta, porque siempre pido que me expliquen qué es lo que me van a hacer y por qué, lo que no le agrada mucho a mi amigo Javier Palacios, pero se aguanta.
En fin, que es esta una nueva oportunidad que Dios y la vida me dan y no pienso en desaprovecharla. Agradezco también desde este espacio a mis editores y directivos del periódico, Antonio y Alfonso, por su paciencia y comprensión, lo que me permite estar de nuevo con los lectores sabatinos.
Por lo demás, "hasta que nos volvamos a encontrar que Dios te guarde en la palma de su Mano".